El conflicto entre Israel y Hezbolá ha alcanzado niveles críticos, con más de 180 personas muertas y 700 heridas en los últimos ataques aéreos israelíes sobre el sur del Líbano, según informó el Ministerio de Salud libanés. Estos ataques son una respuesta al intenso bombardeo del domingo por parte de Hezbolá, en el que se lanzaron más de 100 cohetes, misiles y drones hacia el norte de Israel, algunos cayendo cerca de la ciudad de Haifa.

Durante la madrugada de este lunes, Israel intensificó sus ataques aéreos sobre posiciones del grupo chií Hezbolá en el sur de Líbano. Los medios locales y el Ejército israelí confirmaron los bombardeos, instando a la población civil a alejarse de los edificios utilizados por Hezbolá para almacenar armamento. La agencia nacional de noticias libanesa informó de múltiples ataques en diferentes localidades, mientras que residentes compartieron imágenes en redes sociales mostrando el impacto de los bombardeos en sus ciudades.

La escalada de violencia comenzó el viernes pasado, cuando un ataque aéreo israelí en un suburbio de Beirut mató a un alto comandante militar de Hezbolá, junto con docenas de civiles, incluidas mujeres y niños. El domingo, en represalia, Hezbolá lanzó una masiva ofensiva de cohetes hacia Israel, lo que desató la respuesta aérea de este lunes.

La situación ha generado una huida masiva de civiles en las áreas afectadas, tras la advertencia del Ejército israelí de que atacaría todas las estructuras asociadas con Hezbolá. Un portavoz del Ejército de Israel confirmó que las operaciones aéreas están dirigidas a infraestructura militar del grupo chií y prometió proporcionar mayores detalles en las próximas horas.

El conflicto se agrava tras una semana tensa en la que explosiones en dispositivos de comunicación utilizados por miembros de Hezbolá dejaron 39 muertos y casi 3,000 heridos en diferentes partes del Líbano. El gobierno libanés ha culpado a Israel por estos incidentes, aunque este último no ha confirmado ni negado su responsabilidad.