Ha llegado esa época del año en la que los gigantes de la tecnología hacen todo lo posible para convencerte de que actualices tus dispositivos. Recientemente, hemos visto a Google lanzar su último modelo, el Pixel 9, seguido de Apple con el iPhone 16. Samsung presentó sus últimos teléfonos plegables, el Z Flip6 y el Z Fold6, mientras que Huawei sorprendió al mundo con su Mate XT, que cuenta con dos pliegues y puede doblar su pantalla en tercios.

En un contexto de ralentización de las ventas de smartphones, los mensajes de marketing son cada vez más deslumbrantes. Tim Cook, CEO de Apple, afirmó que el iPhone 16 “redefiniría lo que hace un teléfono inteligente”. Por su parte, Google se deshizo en elogios sobre el “impresionante” diseño del Pixel 9, aunque en esencia, muchos siguen viéndolo como un “rectángulo negro”.

Ambas compañías están apostando fuerte por la inteligencia artificial. Google presentó su nuevo Magic Editor, que permite agregar y eliminar contenido generado por IA en fotos, mientras que Apple ha integrado tecnología de OpenAI en su asistente digital, Siri.

Sin embargo, el verdadero dilema surge al preguntarse: ¿quién realmente quiere todas estas innovaciones?

La realidad de los consumidores

Según Ben Wood, experto en telefonía móvil de CCS Insight, aunque las características de IA están diseñadas para facilitar la vida, no son la prioridad para los consumidores. “La mayoría de la gente ahora sabe lo que quiere de un teléfono, siendo una de las cosas más importantes la cámara”, comentó Wood. Las especificaciones de las cámaras suelen mejorar con cada nueva generación, pero eso ya no garantiza ventas.

La tendencia actual es que los usuarios se aferra a sus teléfonos por más tiempo. En 2013, se vendieron 30 millones de teléfonos en el Reino Unido; se espera que este año esa cifra se reduzca a 13,5 millones. Esto se ve agravado por la crisis del costo de vida y el creciente interés en los impactos ambientales de los dispositivos.

Hacia una "sobriedad digital"

Un movimiento emergente, especialmente entre padres y jóvenes, busca distanciarse de la tecnología. Algunas escuelas en el Reino Unido están revisando sus políticas sobre teléfonos inteligentes, con algunas ya prohibiendo su uso. El colegio Eton ha optado por proporcionar teléfonos básicos a sus alumnos, mientras que Nova East lidera la campaña Smartphone Free Childhood, instando a los padres a retrasar la edad en la que los niños reciben dispositivos.

“No estamos en contra de la tecnología, solo a favor de la infancia”, afirman desde Nova East. Las empresas tecnológicas han sido criticadas por ignorar esta creciente demanda por un uso más consciente de la tecnología.

A pesar de las preocupaciones, compañías como Samsung están implementando funciones que permiten a los usuarios personalizar su uso del dispositivo. “Los usuarios de Samsung pueden elegir cómo usar sus teléfonos Galaxy para que se adapten mejor a sus necesidades”, afirmaron.

La vuelta a lo básico

En este contexto, HMD Global, fabricante de Nokia, ha lanzado dispositivos básicos que no incluyen aplicaciones ni cámaras sofisticadas. Aunque no representan una amenaza para los modelos de alta gama, demuestran un creciente interés por una tecnología simplificada.

Mientras tanto, el uso de teléfonos inteligentes sigue siendo una parte integral de la vida moderna. Aunque hay críticas sobre su uso excesivo, muchos coinciden en que estos dispositivos ofrecen ventajas significativas. Pete Etchells, profesor de psicología, destaca que “hay muchos beneficios en el uso de teléfonos inteligentes”. Sin embargo, la discusión sobre el equilibrio entre innovación y sobriedad digital está lejos de concluir.

A medida que los consumidores reconsideran su relación con la tecnología, la industria de smartphones deberá adaptarse a las nuevas demandas o arriesgarse a perder su relevancia. La próxima pregunta será: ¿serán capaces de encontrar ese equilibrio?