El camión, conducido por Nicanor Escalera Cruz, de 35 años, se dirigía desde Puerto de Hielo en Perú hacia La Paz, Bolivia, un país que enfrenta una grave escasez de petróleo. Gracias a la rápida intervención de las autoridades locales, se logró controlar el derrame antes de que el combustible alcanzara el río, utilizando herramientas absorbentes para contener la fuga.

Sin embargo, la situación se complicó cuando algunos transportistas aprovecharon el accidente para sustraer parte del combustible derramado. Ante este panorama, el Proyecto Especial Pasto Grande tomó medidas preventivas, cerrando compuertas para evitar una posible contaminación.

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Accidente en la carretera

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Los lugareños han expresado su preocupación por la frecuencia de estos incidentes, exigiendo un mayor control sobre las empresas bolivianas que operan en la región. En agosto, otro camión de Trans Petróleo Bolivia S.R.L. sufrió un accidente similar, derramando 8,000 galones de petróleo en la carretera Panamericana Sur.

Los habitantes sostienen que la falta de una cultura de conducción adecuada, sumada a largas jornadas sin copilotos, contribuye a estos accidentes. Muchos de los conductores recorren más de 600 kilómetros, lo que aumenta el riesgo de fatiga.

Comercio Fronterizo en Crisis

A este problema se suma la creciente escasez de productos de primera necesidad en Bolivia. Comerciantes bolivianos han responsabilizado a sus contrapartes peruanas, quienes prefieren vender productos en Perú, donde los precios son más altos. Esta situación ha llevado a bloqueos en la frontera y a un despliegue militar por parte del Gobierno de Luis Arce para mitigar el desabastecimiento.

El intercambio económico entre ambos países no es nuevo, pero la crisis actual ha intensificado la situación, afectando la disponibilidad de productos básicos en Bolivia. Aunque los comerciantes peruanos reconocen la existencia de contrabando, argumentan que este representa una competencia desleal en lugar de una solución para la comunidad local.