Israel lanzó una serie de ataques aéreos en Irán la madrugada del sábado en represalia por el ataque del 1 de octubre, cuando misiles iraníes impactaron en suelo israelí. Los bombardeos israelíes, que se concentraron en bases militares en Ilam, Juzestán y Teherán, se llevaron a cabo para destruir “instalaciones de fabricación de misiles” y otros activos militares iraníes. Aunque Irán reportó "daños limitados", las explosiones estremecieron la capital y áreas vecinas, según la televisión estatal.

El ataque representa una de las respuestas más directas y extensas de Israel hacia Irán en décadas y eleva la tensión en un contexto ya tenso por el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza. Desde Washington, el presidente Joe Biden fue informado de la operación y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, reafirmó el apoyo a Israel, aunque EE.UU. advirtió a ambas partes sobre las posibles “consecuencias” de una escalada mayor.

La operación pone en evidencia la compleja red de conflictos en la región. En paralelo, Siria reportó una nueva andanada de misiles en su territorio, vinculada a las recientes tensiones.