viernes 31 de enero de 2025 - Edición Nº213

Mundo | 4 dic 2024

La agitación en Corea del Sur pone a prueba su alianza con Estados Unidos y genera preocupación en China, Rusia y Corea del Norte

La decisión de Yoon Suk Yeol de declarar la ley marcial desencadena un caos político que podría afectar la estabilidad de la región y poner en riesgo la relación entre Corea del Sur y sus aliados.


La reciente crisis política en Corea del Sur, tras el fallido intento del presidente Yoon Suk Yeol de declarar la ley marcial, ha desatado una agitación que trasciende las fronteras del país, afectando la estabilidad de uno de los aliados más estratégicos de Estados Unidos en Asia. Este intento, que fue rápidamente revertido tras un rechazo rotundo en todo el espectro político, ha causado profundas preocupaciones en Washington y en la región, especialmente entre China, Rusia y Corea del Norte, que observan de cerca los desarrollos.

La medida de Yoon, quien justificó su decisión citando la necesidad de proteger al país de fuerzas internas que amenazaban el orden constitucional, desencadenó protestas masivas en Seúl y un creciente clamor por su renuncia. En este contexto de agitación interna, los líderes de Pyongyang, Beijing y Moscú probablemente ven una oportunidad para socavar la posición de Corea del Sur como bastión clave del poder estadounidense en la región.

La alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur ha sido considerada un pilar fundamental de la seguridad en el Indo-Pacífico, particularmente en un momento en que Corea del Norte intensifica su colaboración con Rusia, enviando municiones y tecnología militar para apoyar la guerra en Ucrania. Este contexto tenso podría generar consecuencias para la política estadounidense en la región, ya que el coronel retirado Cedric Leighton advirtió que cualquier inestabilidad en Corea del Sur podría complicar las estrategias de disuasión frente a Corea del Norte.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien ha trabajado activamente para fortalecer las relaciones con Corea del Sur, expresó su alivio tras la reversión de la medida, subrayando que la democracia sigue siendo el fundamento de la alianza. Sin embargo, la sorpresiva decisión de Yoon podría generar dudas sobre la confiabilidad de Corea del Sur como aliado, especialmente ante la posible llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, quien ha cuestionado el costo del despliegue de tropas estadounidenses en la península coreana.

Esta agitación política también presenta una oportunidad para Corea del Norte, que en el pasado ha aprovechado las crisis internas en Corea del Sur para lanzar pruebas de misiles o intensificar su retórica belicista. Edward Howell, experto en la península de Corea, señaló que no sería sorprendente que Pyongyang utilice el caos en Seúl para su beneficio, tanto a nivel diplomático como militar.

Además, China y Rusia continúan profundizando sus lazos estratégicos, especialmente en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos. La presencia militar estadounidense en Asia es vista como una amenaza por ambos países, lo que intensifica su interés en cualquier posible desestabilización de un aliado clave de Washington.

La situación es delicada no solo para Corea del Sur, sino para la geopolítica global en general. Con la creciente participación de Corea del Norte en el conflicto en Ucrania y las complejas dinámicas de seguridad regional, la cooperación internacional es crucial para mantener la estabilidad en Asia, algo que podría verse amenazado por las divisiones internas en el gobierno surcoreano.

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