Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, testificó por primera vez este martes en su juicio por corrupción, que lleva en curso desde 2019. Durante su comparecencia, el líder de derecha y presidente del partido Likud criticó duramente a los medios israelíes, acusándolos de acosarlo durante años debido a su postura de línea dura en seguridad y su rechazo a las políticas de un Estado palestino.

Netanyahu, de 75 años, se enfrenta a cargos de soborno, fraude y abuso de confianza. Según los fiscales, concedió favores regulatorios a Bezeq Telecom Israel a cambio de una cobertura positiva sobre él y su esposa Sara en un sitio web controlado por el presidente de la compañía. Además, se le acusa de negociar con el propietario del periódico Yedioth Ahronoth para frenar la expansión de un competidor a cambio de legislación favorable. Sin embargo, Netanyahu niega las acusaciones y se declaró inocente, asegurando que de haber adoptado una postura más flexible en cuanto a la solución de dos Estados, habría sido aclamado.

La sesión de juicio, celebrada en una sala subterránea en Tel Aviv por razones de seguridad, también fue marcada por la defensa de Netanyahu, que argumentó que los fiscales no investigaban un delito específico, sino que tenían como objetivo perseguir a una persona. A pesar de la guerra en Gaza, que ha dominado la agenda pública, los jueces decidieron que Netanyahu debía comenzar a testificar, y se le exige comparecer tres veces por semana.

Mientras tanto, las divisiones internas en Israel continúan, con algunos de sus propios ministros enfrentándose al Poder Judicial, lo que ha intensificado la polarización política. Además, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Netanyahu por presuntos crímenes de guerra en Gaza, lo que ha complicado aún más su situación legal.