Mundo | 24 dic 2024
Opositores venezolanos atrapados en embajada sin agua ni electricidad
Cinco miembros del equipo de la líder opositora venezolana María Corina Machado viven bajo condiciones extremas en una embajada en Caracas, rodeados por fuerzas de seguridad y sin recursos básicos. La comunidad internacional permanece callada ante el creciente aislamiento.
La residencia del embajador argentino en Caracas, Venezuela, es ahora una prisión sin barrotes. En lugar de las habituales conversaciones diplomáticas o celebraciones navideñas, el único sonido que rompe el silencio en este lugar es el motor de un pequeño generador de diésel que se enciende dos veces al día para cargar teléfonos. La embajada, que alguna vez fue un refugio diplomático, se ha convertido en el último bastión de cinco solicitantes de asilo político que llevan más de nueve meses atrapados bajo condiciones extremas.
Estos cinco asilados, miembros del equipo de la opositora venezolana María Corina Machado, viven bajo lo que ellos describen como un "asedio" por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Desde que el gobierno venezolano expulsó al embajador argentino tras las disputadas elecciones presidenciales de julio, la residencia ha estado bajo la custodia diplomática de Brasil, pero sin presencia de funcionarios. La vigilancia constante de las fuerzas de seguridad, la falta de agua y electricidad, y las frecuentes amenazas de incursión han convertido su vida en un infierno silencioso.
“La presión del gobierno ha ido escalando en las últimas semanas. Estamos bajo vigilancia constante, no podemos recibir visitas sin autorización, y el daño psicológico que estamos sufriendo es tremendo", explicó Omar González, uno de los asilados, en una rueda de prensa virtual. La situación ha empeorado aún más desde el corte de energía y agua por parte de las autoridades venezolanas, lo que ha dejado a los asilados sin acceso a lo más básico.
El gobierno de Maduro, aunque niega estar bloqueando la residencia, ha intensificado las restricciones y controles en las áreas circundantes, con drones sobrevolando la zona y unidades policiales apostadas cerca. Sin embargo, el grupo de Machado se ve atrapado: salir de la embajada significaría enfrentarse a un arresto casi seguro.
A pesar de las duras condiciones, los asilados siguen luchando por mantener la esperanza. Algunos, como Magalli Meda, gerente de campaña de Machado, buscan refugio en el arte, pintando lo que sienten, como una forma de lidiar con el aislamiento. "Pinto caballos salvajes, pájaros volando, jaulas abiertas... todo lo que siento", comentó Meda. La embajada se ha convertido en una especie de prisión, donde el tiempo parece detenerse y cada día es un reto de supervivencia.
Mientras tanto, la comunidad internacional ha permanecido en gran medida en silencio. En una reciente declaración, la Corte Penal Internacional criticó la falta de acción contra Maduro, quien sigue siendo investigado por crímenes de lesa humanidad, mientras mantiene un control férreo sobre Venezuela.
A medida que la Navidad se acerca, los miembros del equipo de Machado siguen atrapados en la residencia, sin saber cuándo podrán salir o si alguna vez podrán volver a ver a sus seres queridos. La incertidumbre y el aislamiento continúan, mientras esperan que el mundo no los olvide.