El Gobierno talibán de Afganistán ha confirmado que lanzó una serie de ataques contra objetivos en Pakistán, en represalia por el bombardeo paquistaní en Paktika que, según los talibanes, dejó 46 civiles muertos. El portavoz del Ministerio de Defensa de Afganistán, Enayatullah Khuwarazmi, detalló que los ataques fueron dirigidos a centros y escondites de insurgentes en territorio paquistaní, específicamente a lo largo de la Línea Durand, que marca la frontera entre ambos países, pero que Afganistán no reconoce.

El ataque de represalia, que incluyó el uso de armas pesadas, se realizó desde las provincias de Khost y Paktika, en el sureste de Afganistán, aunque no se han confirmado víctimas en Pakistán ni detalles sobre el momento exacto del ataque. Medios locales informaron que los ataques se produjeron en la noche del viernes, después de que los talibanes denunciaran el bombardeo paquistaní contra Paktika el pasado martes.

Escalada de tensiones fronterizas
El ataque paquistaní, según fuentes de seguridad en Islamabad, tuvo como objetivo campamentos del grupo insurgente Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), en la provincia de Paktika. Sin embargo, Pakistán no ha confirmado el bombardeo en Afganistán y se ha limitado a declarar que sus operaciones en las zonas fronterizas están dirigidas a protegerse de los "grupos terroristas".

Las relaciones entre Afganistán y Pakistán siguen siendo tensas desde que los talibanes tomaron el control de Kabul en 2021. Islamabad acusa a los talibanes de acoger a grupos insurgentes en Afganistán, como el TTP, lo que ha aumentado las tensiones y los enfrentamientos en la frontera. Por su parte, los talibanes han negado en repetidas ocasiones estas acusaciones.

Escalada de represalias
Este ataque no es un incidente aislado, ya que en marzo de 2024, Pakistán lanzó dos bombardeos aéreos en Afganistán, en las mismas provincias fronterizas de Khost y Paktika, que también fueron respondidos por las fuerzas talibanes con bombardeos en territorio paquistaní.

La situación en la frontera entre Afganistán y Pakistán sigue siendo volátil y está marcada por represalias militares y acusaciones mutuas de apoyo a insurgentes. Ambos países continúan enfrentando desafíos en sus relaciones bilaterales, mientras la seguridad en la región sigue siendo una prioridad para los gobiernos de ambos lados de la frontera.