

Xi Jinping, líder supremo de China, ha impulsado la construcción de más de 200 centros de detención en todo el país como parte de su creciente campaña anticorrupción, destinada a interrogar a funcionarios públicos, empresarios y otros sospechosos de corrupción. Este nuevo régimen de detención, conocido como "liuzhi" (retención bajo custodia), permite que los detenidos permanezcan incomunicados por hasta seis meses, sin acceso a abogados o familiares. Esta medida amplía significativamente el alcance de la purga anticorrupción, que ha evolucionado desde una estrategia centrada en miembros del Partido Comunista a una represión que afecta a sectores públicos más amplios.
El régimen de liuzhi, que comenzó como una extensión del sistema de detención shuanggui, busca garantizar la lealtad y la disciplina dentro del Partido Comunista, pero también ha sido criticado por sus prácticas extralegales y la falta de supervisión judicial. A pesar de las reformas que introdujeron un marco legal para este sistema en 2018, los críticos sostienen que liuzhi sigue siendo una herramienta para controlar y suprimir a disidentes y opositores.
Yoon Suk-yeol autorizó abrir fuego para imponer ley marcial en Corea del Sur, según la Fiscalía
El régimen de detención liuzhi se ha convertido en una parte esencial del gobierno de Xi Jinping, que ha utilizado la Comisión Nacional de Supervisión (CNS) y la Comisión Central de Inspección Disciplinaria (CCDI) para ampliar el control sobre todo el sector público y perseguir la corrupción en diversos niveles. La construcción de centros de detención especializados en la custodia de sospechosos de corrupción ha aumentado significativamente en los últimos años, con más de 218 instalaciones aprobadas entre 2017 y 2024.
Entre las instalaciones más notorias se encuentran centros de detención que cuentan con medidas extremas de seguridad, como paredes acolchonadas y cámaras de vigilancia, diseñadas para evitar suicidios y mantener a los detenidos bajo estricto control. En 2023 y 2024, el número de centros de detención liuzhi aumentó debido a la creciente demanda para albergar a un mayor número de detenidos, como funcionarios públicos de todos los niveles y empresarios privados. Algunos de los detenidos más famosos incluyen Bao Fan, un banquero multimillonario, y Li Tie, un exfutbolista y entrenador de la selección china.
Tormentas severas causan caos en aeropuertos y carreteras de EE.UU. este fin de semana festivo
La expansión del sistema liuzhi ha sido vista por algunos como una forma de consolidar aún más el poder de Xi Jinping y su Partido Comunista, mientras que los críticos advierten que la falta de supervisión judicial y el uso de técnicas de interrogatorio cuestionables, como confesiones forzadas, podrían alimentar abusos de poder en el futuro.