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A medida que el satélite peruano PerúSAT-1 se acerca a los dos últimos años de su periodo estimado de actividad, su protección frente a la creciente cantidad de basura espacial se convierte en una prioridad. El satélite de observación, que ha operado desde su lanzamiento en 2016, enfrenta riesgos constantes provenientes de los desechos artificiales que orbitan la Tierra, así como de fenómenos climáticos espaciales como la actividad solar.
El Coronel FAP José Iván Céspedes Cáceres, director del Centro Nacional de Operaciones de Imágenes Satelitales (CNOIS) de Conida, explica que la Agencia Espacial de los Estados Unidos (United States Space Command) monitorea de cerca el entorno espacial y advierte sobre posibles impactos de basura espacial, proporcionando alertas con días de anticipación.
En 2019, PerúSAT-1 sufrió un impacto de pequeños fragmentos de debris, aunque afortunadamente, no afectaron su operatividad. Céspedes asegura que ante cualquier amenaza, el personal de Conida evalúa la necesidad de realizar maniobras para desviar al satélite y evitar colisiones.
La basura espacial no es el único desafío, ya que las condiciones climáticas espaciales también pueden poner en riesgo el funcionamiento del satélite. Ante fenómenos solares intensos, se realizan maniobras que, aunque necesarias para la seguridad, requieren un mayor consumo de combustible, lo que podría acortar la vida útil del satélite.
En cuanto a su "jubilación", cuando PerúSAT-1 deje de operar, su destino será ser dirigido a una órbita de "cementerio espacial" a 500 km de la Tierra, donde comenzará un proceso de desintegración gradual de 20 a 25 años. Este plan ha sido diseñado para reducir los riesgos de impactos con otros satélites y objetos espaciales.
Además, Conida está trabajando en el proyecto del PerúSAT-2, que buscará continuar el legado del PerúSAT-1. Según Gustavo Henríquez Camacho, jefe de la Oficina de Cooperación y Relaciones Internacionales de Conida, el nuevo satélite estará en etapa de formulación y garantizará la continuidad del servicio de imágenes satelitales para diversas entidades públicas en el país.
En resumen, aunque el PerúSAT-1 se enfrenta a desafíos de la basura espacial y el desgaste natural de la tecnología, Conida está comprometida en extender su vida útil y protegerlo hasta su última fase operativa.