viernes 31 de enero de 2025 - Edición Nº213

Mundo | 29 ene 2025

Catorce miembros de secta religiosa en Australia culpables por la muerte de una niña a quien le negaron insulina

En un caso estremecedor, 14 personas de una secta religiosa fueron declaradas culpables del homicidio de Elizabeth Struhs, una niña de 8 años que murió por cetoacidosis diabética tras ser privada de tratamiento médico debido a creencias religiosas.


En un juicio que ha conmocionado a Australia, 14 miembros de una secta religiosa fueron hallados culpables del homicidio de Elizabeth Struhs, una niña de 8 años que murió después de que su comunidad le negara la insulina necesaria para tratar su diabetes, debido a sus firmes creencias en que Dios la sanaría. La pequeña agonizó durante seis días en enero de 2022, en su hogar en Toowoomba, mientras sus padres y otros miembros de la iglesia rezaban y cantaban alrededor de su cama, esperando un milagro.

El Tribunal Supremo de Brisbane escuchó testimonios de 60 testigos y revisó cientos de pruebas en un juicio que duró nueve semanas. El juez Martin Burns concluyó que la muerte de Elizabeth era "inevitable" debido a la falta de atención médica. Durante su sentencia, el magistrado destacó que, a pesar de ser una niña "vibrante y feliz", Elizabeth fue privada del tratamiento esencial que le habría salvado la vida, como la insulina.

El culto y la negación del tratamiento médico

La secta, que se autoidentificaba como una comunidad cristiana, creía en el poder curativo de Dios y rechazaba la medicina convencional, a la que consideraban "brujería". Según las pruebas presentadas, los miembros del grupo se reunían tres veces por semana y afirmaban que la oración y la fe en Dios podían curar enfermedades, incluida la diabetes.

Elizabeth fue diagnosticada con diabetes tipo 1 en 2019. Sin embargo, en enero de 2022, después de que los padres de la niña y los miembros del culto decidieran suspender su tratamiento médico, la niña sufrió una grave complicación conocida como cetoacidosis diabética. A pesar de que su salud se deterioraba rápidamente, el grupo insistió en la oración, negándose a buscar atención médica.

El líder espiritual del grupo, Brendan Stevens, y el padre de Elizabeth, Jason Struhs, fueron acusados de homicidio, aunque en lugar de asesinato por indiferencia imprudente, ambos fueron condenados por un cargo menor de homicidio, ya que el tribunal no pudo establecer que sabían con certeza que la niña moriría.

Un final trágico y un juicio largo

El caso ha dejado a la familia de Elizabeth devastada. La hermana mayor de la niña, Jayde Struhs, expresó su alivio tras la condena: "Ha sido un proceso largo y doloroso. No ha pasado un momento en que no haya pensado en mi hermana". Los 14 miembros del culto serán sentenciados el próximo 11 de febrero.

Este trágico caso resalta la peligrosa influencia de las creencias religiosas extremas cuando se anteponen a la atención médica básica. La muerte de Elizabeth Struhs deja un profundo dolor en su familia y una reflexión importante sobre los límites entre la fe y la salud.

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