La propuesta de la vicepresidenta del Congreso, Patricia Juárez, de reducir en un 50% el personal del Legislativo ha generado polémica. En declaraciones recientes, Juárez señaló que el Congreso de la República podría funcionar de manera eficiente con la mitad del personal actual, argumentando que ha habido un "incremento inusitado y exagerado" de trabajadores en los últimos años.

"El Congreso podría perfectamente funcionar con el 50% del personal que tiene actualmente", aseguró Juárez, quien también advirtió que, con la llegada de nuevos senadores y diputados en 2026, será necesario revisar tanto la infraestructura como la estructura del personal del Legislativo.

Postura del Sindicato: menos personal en los despachos de congresistas

En respuesta a estas declaraciones, el dirigente del Sindicato de Trabajadores del Congreso, Tulio Vizcarra, manifestó que la verdadera reducción debe centrarse en los despachos de los congresistas, los cuales han aumentado su personal de confianza en los últimos años. Según Vizcarra, antes, cada despacho trabajaba con cuatro personas, pero ahora son siete, lo que considera innecesario.

"Se deberían reducir los trabajadores por despacho, y no tanto el personal administrativo general del Congreso", sostuvo el dirigente, quien también destacó que la bancada de Fuerza Popular ha ocupado un gran número de puestos importantes en el Parlamento, lo que ha generado un desequilibrio en la distribución de personal.

Las comisiones especiales y el crecimiento de puestos

Vizcarra también criticó la creación de 25 comisiones especiales dentro del Congreso, las cuales, según él, han sido utilizadas para contratar más personas. Señaló que la Dirección General Parlamentaria está siendo dominada por jefaturas de Fuerza Popular, lo que, a su juicio, debe ser revisado.

A pesar de las tensiones, ambos sectores coinciden en que es necesario realizar una reorganización en el Congreso, especialmente de cara al aumento de legisladores y comisiones en los próximos años. Sin embargo, la propuesta de Juárez y las críticas de Vizcarra muestran una discrepancia sobre cómo debe manejarse la reducción de personal, mientras la institución se prepara para afrontar cambios significativos en su estructura en el futuro cercano.