Las autoridades de Washington D.C. siguen trabajando arduamente en la búsqueda de sobrevivientes tras un accidente ocurrido el miércoles por la noche, cuando un avión comercial de American Eagle y un helicóptero Black Hawk chocaron en pleno vuelo, cayendo al río Potomac. El vuelo 5342, que partió de Wichita (Kansas), se encontraba en su aproximación al aeropuerto Ronald Reagan cuando, a las 20:48 p.m. (hora local), colisionó con el helicóptero militar, que transportaba a tres personas.

Víctimas y operación de rescate
Aunque las autoridades han confirmado víctimas mortales, aún no se ha especificado el número exacto. Fuentes de la policía informaron que las víctimas no han sido rescatadas, y la situación es cada vez más compleja debido a las bajas temperaturas, que rondan los 4 grados Celsius, y las difíciles condiciones del río Potomac. El avión y el helicóptero se encuentran sumergidos en el agua, con el avión partido en dos y el helicóptero en posición invertida.

El jefe del Servicio de Emergencias de Washington, John Donnelly, destacó que el rescate está siendo extremadamente complicado debido al viento fuerte y las bajas temperaturas, lo que obliga a los socorristas a enfrentar un desafío adicional mientras trabajan en la búsqueda de posibles sobrevivientes.

Reacción de autoridades y críticas de Donald Trump
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, expresó sus condolencias a las familias afectadas y aseguró que las autoridades siguen trabajando de la mano con American Airlines para ofrecer información precisa. Además, el presidente Donald Trump reaccionó fuertemente en sus redes sociales, sugiriendo que el accidente pudo haberse evitado y criticando la falta de acción de la torre de control y el piloto del helicóptero.

Condiciones de la investigación y cierre del aeropuerto
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) ya ha iniciado una investigación oficial sobre las causas del accidente, mientras que el aeropuerto Reagan permanece cerrado hasta el mediodía debido al impacto del siniestro.

Este trágico incidente marca el primer accidente de un avión comercial en Estados Unidos en más de una década y pone en evidencia los riesgos asociados a las operaciones aéreas en áreas de alta concentración de tráfico aéreo.