El Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), organización religiosa acusada de graves abusos a lo largo de su historia, anunció su disolución definitiva tras 52 años de existencia. La medida responde a la decisión del papa Francisco, quien ordenó la supresión de la organización en un acto que ha sido acompañado de una solicitud pública de perdón a las víctimas.

En un comunicado emitido el viernes 31 de enero, el Sodalicio informó que, durante su VI Asamblea General en Aparecida, Brasil, el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica transmitió la orden papal. Los miembros de la organización aceptaron la decisión con "docilidad" y reafirmaron su obediencia al Santo Padre.

“Los sodálites asumimos con docilidad esta decisión, manteniendo nuestra confianza en la Providencia de Dios. Reafirmamos nuestra plena obediencia al Santo Padre y lo seguimos acompañando con nuestras continuas oraciones”, indicó el mensaje oficial.

Reconocimiento y perdón por los abusos cometidos

Uno de los puntos más destacados del pronunciamiento fue el reconocimiento del daño causado por los abusos cometidos dentro de la organización. Los fundadores del Sodalicio, Luis Fernando Figari y Germán Doig, fueron señalados por exintegrantes como responsables de abusos físicos, psicológicos y sexuales.

“Queremos expresar, con dolor y profundo arrepentimiento, nuestro pedido de perdón a las víctimas y a todas las personas afectadas por los abusos ocurridos en nuestra historia, por las heridas producidas y por todo el escándalo que esto ha ocasionado”, señalaron en su mensaje, reafirmando su responsabilidad en los hechos.

Además, agradecieron el apoyo brindado por la Iglesia durante el proceso y a su comunidad espiritual por el respaldo recibido en tiempos de crisis. “Agradecemos el acompañamiento y todas las orientaciones que la Iglesia nos ha dado, especialmente a través de los Delegados Pontificios”, añadieron.

¿Qué sigue tras la disolución del Sodalicio?

La disolución del Sodalicio representa solo un primer paso en el proceso de justicia y reparación para las víctimas. José Enrique Escardó, el primer denunciante del caso, viajó al Vaticano y se reunió con el papa Francisco, quien le confirmó su voluntad de acabar con la organización. "El Papa Francisco puso cara de asco cuando hablamos de la Conferencia Episcopal Peruana y de Cipriani", reveló Escardó en entrevista con Infobae Perú.

Sin embargo, aún no se ha emitido un decreto oficial que concrete la supresión formal. Según Escardó, la Iglesia debe continuar trabajando con las víctimas en un proceso que involucra tanto la evaluación de los bienes del Sodalicio como el acompañamiento a los sobrevivientes.

“La disolución del Sodalicio no es solamente ponerle un candado a la comunidad, sino un proceso de meses donde se debe hacer evaluaciones y estrategias. Luego, se debe trabajar con las víctimas, haciendo un consejo con los sobrevivientes para poder apoyar esta misión enviada por el Vaticano”, agregó Escardó, quien destacó que aún falta recuperar los recursos económicos de la organización para destinarlos a las víctimas.