

Un estudio internacional liderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) ha revelado que unas larvas de mosca se infiltran en termiteros imitando tanto el aspecto como el olor de las termitas, lo que les permite socializar con ellas de forma insólita. El hallazgo, publicado en la revista Current Biology, abre nuevas posibilidades en la comprensión de la evolución de las interacciones simbióticas entre especies.
El equipo de investigación, que incluyó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), describió por primera vez una adaptacióm morfológica única en las larvas de una mosca azul califórida. Estas larvas tienen en la parte posterior de su cuerpo lo que los investigadores han denominado una "máscara de termita": una cabeza falsa, con antenas y ojos que imitan perfectamente los de las termitas cosechadoras, que son esenciales para su interacción social.
Los investigadores descubrieron que las larvas de mosca presentan tentáculos que imitan con gran detalle las antenas de las termitas, permitiéndoles una comunicación efectiva dentro del nido. Este disfraz es tan convincente que las termitas toleran la presencia de estas larvas, e incluso las cuidan, un comportamiento similar al que tienen con sus propias crías.
No solo la apariencia externa de las larvas es engañosa. Dentro de la colonia, las termitas se reconocen por su olor distintivo, que es crucial para la cohesión del grupo. Sorprendentemente, las larvas de mosca han logrado imitar este aroma de manera precisa, lo que les permite pasar desapercibidas. Según el investigador principal Roger Vila, “las larvas huelen exactamente igual que las termitas de la colonia”.
Esta capacidad para simular tanto la forma como el olor de las termitas ha sido clave para su integración social, ya que las larvas reciben atención constante de las termitas, que las acicalan y podrían incluso alimentarlas, aunque esto último aún está en investigación.
El descubrimiento también señala un tipo de relación simbiótica en la que las larvas no solo son toleradas por las termitas, sino que parecen participar activamente en la vida social del termitero. Aunque aún no se ha determinado con exactitud la dieta de las larvas, los investigadores observan comportamientos similares a la trofalaxis (alimentación boca a boca), lo que sugiere una interacción aún más profunda entre las especies.
El estudio se realizó en la cordillera del Anti-Atlas, en el sur de Marruecos, y destaca la excepcionalidad de esta especie, pues, a pesar de varias expediciones a la zona, solo se encontraron algunas larvas en pocos termiteros, lo que sugiere que es una especie extremadamente rara.
Un paso hacia nuevas investigaciones
Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre las formas de simbiosis entre insectos, donde una especie se infiltra en el nido de otra, adoptando comportamientos y características de su anfitrión. Aunque los investigadores aún tienen preguntas sin resolver, como la alimentación de las larvas y su fase adulta, el estudio pone de relieve cómo las adaptaciones morfológicas y químicas pueden ser esenciales para que una especie se integre socialmente con otra.
El trabajo continúa, y este descubrimiento abre la puerta a explorar cómo otras especies podrían estar desarrollando mecanismos de adaptación similares.