El 4 de febrero, el río Rímac sorprendió a los limeños al teñirse de un color rojo inusual, lo que generó alarmas sobre la calidad del agua. La causa de esta alteración fue detectada por un operativo conjunto entre Sedapal, la Policía Nacional del Perú (PNP) y el Ministerio Público en el distrito de Ate, específicamente en la zona de Santa Clara. Durante la inspección, se hallaron dos conexiones clandestinas a la red de alcantarillado que habrían vertido sustancias contaminantes en el afluente.

Según el reporte de Sedapal, una de estas conexiones ilegales estaba siendo utilizada como desagüe clandestino, por lo que fue clausurada de inmediato. En otro punto, las autoridades encontraron un buzón con residuos altamente contaminantes, cuyos niveles superaban los Valores Máximos Admisibles (VMA) establecidos por la normativa ambiental. Este hallazgo ha generado preocupación por la posible afectación del ecosistema del río y la salud pública.

El caso ya ha sido denunciado ante la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental, que ha comenzado una investigación para identificar a los responsables de este daño ecológico. Mario Casaretto, presidente de Emape, señaló que las pruebas de agua tomadas en el río se enviaron a un laboratorio para determinar el tipo de sustancias vertidas y su impacto en el medio ambiente.

Investigación sobre las sustancias contaminantes
El operativo también incluyó la toma de muestras por parte de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) para identificar los desechos que llegaron al río. Las autoridades están a la espera de los resultados, que ayudarán a esclarecer la magnitud de la contaminación y su origen. María Angélica Villasante, experta en estudios socioambientales, apuntó que la falta de fiscalización ha permitido que algunas industrias viertan desechos sin cumplir con los tratamientos adecuados.

Además, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental ha iniciado diversas diligencias, entre ellas la revisión de videos de seguridad, la recopilación de testimonios de funcionarios de Sedapal y la solicitud de informes a la Autoridad Nacional del Agua (ANA), que también ha desplegado un equipo en la zona afectada para monitorear la calidad del agua y evaluar el riesgo para la salud pública.

Precedentes de contaminación en el río Rímac
Este no es el primer incidente de contaminación en el río Rímac. En octubre de 2023, el afluente experimentó una coloración negra, lo que también desató acusaciones entre Sedapal y la empresa Orygen, operadora de la Central Hidroeléctrica Huampaní, sobre la posible responsabilidad en el vertimiento.

Aunque el reciente cambio de color del río alarmó a la población, Sedapal aclaró que el fenómeno no afectó la captación de agua para Lima y Callao, ya que se produjo aguas abajo de las bocatomas de captación en La Atarjea. La empresa estatal aseguró que el servicio de agua potable mantiene sus estándares de calidad y que las plantas de tratamiento operan con normalidad.

Sanciones a los responsables
Las investigaciones preliminares intentan determinar si las conexiones clandestinas halladas en Ate están directamente relacionadas con la coloración rojiza del río. Si se confirma que estos vertimientos fueron la causa, los responsables podrían enfrentarse a severas sanciones por delitos ambientales. Sedapal y la Autoridad Nacional del Agua continúan con el monitoreo y evaluación de la situación para prevenir futuros incidentes.

El hallazgo de estas conexiones ilegales pone en evidencia la necesidad de un mayor control sobre las descargas industriales en Lima. La población sigue atenta al avance de la investigación y las medidas que adoptarán las autoridades para evitar que este tipo de c