

El lunes 17 de febrero, un avión de Delta Airlines que intentaba aterrizar en el Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto sufrió un aparatoso accidente que dejó 15 personas heridas, tres de ellas en estado grave. El vuelo procedente de Mineápolis (Minnesota, EE. UU.), operado por Endeavor Air, se estrelló y volcó en medio de fuertes vientos y nieve. El fuselaje del avión quedó boca arriba, con al menos una de las alas arrancada, lo que provocó un incendio en la aeronave.
El avión, un Mitsubishi CRJ900, fabricado por la empresa canadiense Bombardier, estuvo a punto de causar una tragedia mayor, pero 76 pasajeros y 4 tripulantes sobrevivieron. Rápidamente, los servicios de emergencia rociaron el fuego con líquido contra incendios mientras los pasajeros caminaban por la pista cubierta de nieve.
La Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá ya está investigando el accidente para determinar sus causas. A pesar de que las condiciones meteorológicas parecían normales, con una temperatura de -9°C y rachas de viento, algunas filtraciones de las conversaciones de la torre de control indicaron que se habían advertido posibles turbulencias provocadas por otro avión, lo que podría haber influido en el accidente.
El Departamento de Seguridad en el Transporte de EE. UU. también está enviando un equipo de investigación para colaborar con las autoridades canadienses en el análisis de este suceso fuera de lo común.
Pete Koukov, un esquiador profesional de Colorado, relató a The New York Times su experiencia aterradora: “En el segundo en que las ruedas tocaron el suelo, todo ocurrió... Lo siguiente que recuerdo es que estábamos de lado, viendo chispas y llamas.” Koukov describió cómo se desabrochó rápidamente y se movió hacia el suelo, que ahora era el techo, mientras los pasajeros entraban en pánico.
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Delta Airlines informó que inicialmente 18 personas fueron trasladadas a hospitales, pero las autoridades canadienses aclararon que 15 resultaron heridas y tres más acudieron acompañando a los heridos. Entre los heridos graves se encuentran un menor en estado crítico, un hombre de unos 60 años y una mujer de aproximadamente 40 años. Afortunadamente, ninguno de los heridos presenta lesiones mortales.
A pesar del accidente, las operaciones en el Aeropuerto Pearson de Toronto se normalizaron durante la noche. Sin embargo, dos pistas permanecerán cerradas durante varios días, lo que afectará la fluidez de las operaciones. Pearson es uno de los aeropuertos más transitados de Norteamérica.
Este accidente se suma a una serie de tragedias aéreas recientes. El 29 de enero, un jet regional de American Airlines y un helicóptero militar de EE. UU. colisionaron sobre el río Potomac, dejando sin sobrevivientes. Solo dos días después, un avión médico se estrelló, causando la muerte de siete personas.