Este lunes, el Kremlin intensificó su presión sobre Ucrania, exigiendo a la comunidad internacional que "force" al presidente Volodímir Zelenski a firmar un tratado de paz que ponga fin a la guerra iniciada con la invasión rusa a territorio ucraniano en febrero de 2022. En una rueda de prensa, Dmitri Peskov, portavoz del gobierno ruso, afirmó que Zelenski "no quiere la paz" y lo señaló como el principal obstáculo para un arreglo diplomático.

El ultimátum ruso llega tras un altercado "sin precedentes" entre Zelenski y Donald Trump en la Casa Blanca el pasado viernes, en el cual el expresidente estadounidense acusó al líder ucraniano de "jugar con la vida de millones" y "apostar por una tercera guerra mundial". Peskov calificó este incidente como una muestra de la "total falta de diplomacia" de Zelenski, sugiriendo que este tipo de comportamientos dificultan aún más las negociaciones de paz.

Por su parte, Rusia insiste en que la buena voluntad de Moscú y Washington no es suficiente para resolver la crisis, y apuntó a Europa como posible mediador. "Si los europeos lo logran, honor y gloria para ellos", declaró Peskov, sugiriendo que la intervención europea podría ser clave para encontrar una solución.

"Zelenski quiere continuar la guerra y rechaza la realidad", afirmó el portavoz del Kremlin, quien reiteró que el presidente ucraniano busca prolongar el conflicto al ignorar las propuestas de paz de Moscú y la realidad sobre el terreno, haciendo referencia a la anexión ilegal de territorios ucranianos que Kiev se niega a reconocer. "Sólo un ciego puede no verlo", expresó Peskov, mientras la prensa rusa celebraba el enfrentamiento con Trump como prueba de la "toxicidad" del liderazgo ucraniano, un discurso que ha sido ampliamente impulsado por Vladímir Putin.

A pesar de estas tensiones, Peskov subrayó que Moscú sigue manteniendo conversaciones con Estados Unidos, las cuales se iniciaron en febrero en Riad, con el objetivo de normalizar las relaciones bilaterales entre ambas potencias.