

Este martes, el Parlamento de Serbia se convirtió en escenario de violentos enfrentamientos entre diputados del gobernante Partido Progresista Serbio (SNS) y miembros de la oposición. Los disturbios, que incluyeron el lanzamiento de bengalas, bombas de humo, huevos y botellas de agua, se desataron durante una sesión clave en la que se debatía la renuncia del primer ministro en funciones, Milos Vucevic. El episodio dejó al menos tres personas heridas, incluyendo a una diputada gravemente lesionada.
El caos comenzó cuando los diputados opositores intentaron interrumpir la sesión, arrojando objetos y desplegando pancartas con lemas como "Serbia se ha levantado para que caiga el régimen". El enfrentamiento rápidamente escaló, y las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir para separar a los legisladores. El recinto se llenó de humo proveniente de las bengalas y petardos lanzados por los manifestantes dentro del Parlamento.
Entre los heridos se encuentra la diputada del SNS, Jasmina Obradovic, quien, según la presidenta del Parlamento, Ana Brnabic, sufrió un derrame cerebral tras ser golpeada en la cabeza por una granada aturdidora. Brnabic calificó el incidente como un "ataque grave" y advirtió que la vida de Obradovic está en peligro. Además, otras dos diputadas del SNS resultaron lesionadas. A pesar de los disturbios, Brnabic aseguró que la sesión no se suspendería.
El presidente del país, Aleksandar Vucic, visitó a Obradovic en el hospital y expresó su apoyo en redes sociales, mostrando esperanza en su pronta recuperación: "Creo en su fuerza. Jasmina ganará, Serbia ganará".
Mientras los enfrentamientos se desarrollaban dentro del Parlamento, cientos de manifestantes se congregaron frente al edificio. Los manifestantes, en su mayoría estudiantes, lanzaron objetos contra el Parlamento en protesta por lo que consideran un gobierno corrupto y autoritario. Las protestas exigen la formación de un gobierno de transición y elecciones "justas y democráticas", tras meses de acusaciones de fraude electoral contra el SNS.
El descontento social se ha intensificado después de varios incidentes, incluyendo el trágico colapso del techo de la estación de trenes de Novi Sad en noviembre pasado, que dejó 15 muertos y que, según la oposición, es consecuencia de la corrupción que afecta al gobierno.
La renuncia de Milos Vucevic, anunciada a finales de enero, fue uno de los temas centrales de la sesión interrumpida. El presidente Vucic, considerado por muchos como la figura de poder detrás de Vucevic, ha prometido formar un nuevo gobierno en un plazo de 30 días, aunque la oposición lo acusa de ser una figura autoritaria y de manipular a su primer ministro como un "títere".
La crisis política en Serbia parece estar lejos de resolverse, y tanto dentro como fuera del Parlamento, la tensión sigue aumentando con llamados a la democratización y el fin de la corrupción.