

El senador demócrata Cory Booker captó la atención mundial al ofrecer un discurso histórico de 25 horas y 5 minutos en el Senado de los Estados Unidos, superando el récord previamente establecido en 1957 por el republicano Strom Thurmond. Booker utilizó este maratónico monólogo para protestar contra las políticas implementadas por el presidente Donald Trump, alineándose con el denominado "movimiento de resistencia".
Un desafío físico extremo
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El discurso, que comenzó a las 7:00 p.m. del lunes y culminó a las 8:05 p.m. del martes, fue posible gracias a las reglas del Senado que permiten a los senadores hablar sin límite de tiempo, bajo dos condiciones estrictas: deben permanecer de pie durante toda la intervención y no pueden ser interrumpidos, ni siquiera para necesidades básicas como ir al baño.
Para soportar este desafío físico extremo, Booker se preparó meticulosamente siguiendo las recomendaciones de su médico personal. El senador durmió lo máximo posible antes del evento para mantenerse lúcido, practicó ayuno intermitente durante la semana previa para acostumbrar a su cuerpo a no comer, y dejó de tomar líquidos la noche anterior para evitar interrupciones por necesidades fisiológicas.
Los efectos del esfuerzo extremo
Durante las 25 horas y 5 minutos de discurso, Booker solo tomó dos pequeños sorbos de agua. Sin embargo, después de aproximadamente 15 horas de estar de pie y hablando, comenzó a sufrir calambres musculares debido a la deshidratación y la falta de alimentos. También es posible que el ayuno prolongado haya provocado un cuadro de acidosis metabólica, una condición en la que el cuerpo se vuelve ácido debido a la quema de azúcar almacenado en el hígado.
Recuperación tras el récord
Después de este esfuerzo físico extremo, el cuerpo de Booker necesitaba una recuperación cuidadosa. Según los expertos médicos, el primer paso fue encontrar un lugar para sentarse y descansar, lo que le permitió aliviar la tensión acumulada durante el discurso. También se le recomendó tomar líquidos, especialmente caldo de pollo con sal, para reponer los electrolitos perdidos, y dormir para permitir que su cuerpo se recuperara completamente del agotamiento.
Este récord de Cory Booker no solo es una hazaña de resistencia física, sino también un acto político que ha dejado una marca en la historia del Senado de EE.UU., destacando su compromiso con la oposición a las políticas de Trump y su capacidad para desafiar los límites de la resistencia humana en un escenario político.