

La presidenta Dina Boluarte condenó enérgicamente la violencia generada por las barras bravas durante los partidos de fútbol y sus consecuencias en la seguridad pública. En una intervención desde el cuarto de guerra en Palacio de Gobierno, la mandataria advirtió que está evaluando sanciones contra los clubes de fútbol que no tomen medidas para frenar estos episodios de violencia. "Los clubes de fútbol no pueden seguir mirando hacia otro lado. No pueden ser cómplices pasivos de esta violencia", aseguró Boluarte, quien indicó que se iniciarán acciones para determinar responsabilidades civiles y, si es necesario, sancionar a los clubes.
Este pronunciamiento llega tras el último clásico del fútbol peruano entre Alianza Lima y Universitario, que culminó con un empate 1-1. Aunque el evento deportivo genera gran expectación, se ha visto empañado por incidentes violentos dentro y fuera de los estadios. Durante el clásico, diversos puntos de la capital fueron escenario de disturbios, enfrentamientos, agresiones físicas, y ataques con armas, piedras y palos.
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Uno de los casos más impactantes se registró en Villa El Salvador, donde un joven fue brutalmente agredido por presuntos barristas de Alianza Lima. En videos difundidos en redes sociales, se puede observar cómo la víctima, tendida en el suelo, fue golpeada principalmente en la cabeza y el cuerpo. El estado de salud de la víctima es crítico, y los familiares denunciaron la falta de una respuesta efectiva por parte de la Policía Nacional del Perú.
En otro punto de la ciudad, en el kilómetro 19 de la avenida Túpac Amaru, en Carabayllo, se desató una batalla campal entre barristas de ambos equipos. La intervención de la policía con gases lacrimógenos fue necesaria para dispersar a los grupos violentos, mientras que los transeúntes y vecinos buscaban refugio ante el caos. Además, se registraron enfrentamientos en la Panamericana Norte, entre Comas y Carabayllo, con bloqueos parciales y presencia de barristas.
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La violencia no se limitó solo a Lima. En varias regiones del país, como Ucayali, Ayacucho y Amazonas, también se reportaron disturbios. En Iquitos, una joven de 22 años, Zila Domínguez Pinche, resultó herida en un enfrentamiento entre barristas. La joven, quien no estaba involucrada en el conflicto, fue alcanzada por una detonación que le impactó en el brazo derecho, mientras los grupos en disputa lanzaban objetos y se escuchaban más disparos.
En respuesta a la creciente violencia en las calles, las autoridades habían implementado la medida de jugar los clásicos solo con hinchada local. Si bien esta medida contribuyó a reducir los incidentes dentro de los estadios, no logró frenar la violencia en las calles. Los disturbios fuera de los recintos deportivos continúan afectando a la sociedad, generando preocupación por la seguridad tanto de los hinchas como de los ciudadanos en general.
El gobierno y las autoridades competentes siguen evaluando nuevas estrategias para garantizar que el fútbol peruano se juegue en un ambiente de respeto y seguridad, tanto para los jugadores como para los aficionados.