

El 7 de abril de 2025, miles de cusqueños se congregaron para dar la bienvenida a los restos simbólicos de Fernando Túpac Amaru, el hijo menor de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas, quien fue condenado a prisión por ser descendiente de los líderes indígenas que desafiaron a la corona española. Después de más de 240 años de exilio, los restos fueron repatriados desde España en un acto cargado de simbolismo y reparación histórica.
El alcalde de Cusco, Luis Pantoja Calvo, viajó personalmente a España para recibir los restos de Fernando Túpac Amaru, quienes llegaron en una urna de madera. En su discurso, Pantoja expresó que los restos regresaban en un "Tukuyo", término usado por los incas para referirse a una caja funeraria. Este acto se dio en un contexto de homenaje profundo a la historia y resistencia indígena.
Desde el Aeropuerto Alejandro Velasco Astete, la comitiva con la urna inició un recorrido simbólico por las principales avenidas de Cusco. Miles de ciudadanos, entre escolares, trabajadores y vecinos, mostraron su apoyo al regreso de Fernandito, agitando banderas y cantando en su honor. Este acto culminó en la Plaza Mayor de Cusco, donde se realizó una ceremonia para entregar simbólicamente la urna con un puñado de tierra a los líderes indígenas Túpac Amaru II y Micaela Bastidas.
El evento, sin embargo, no estuvo exento de polémica. Grupos como el Colegio de Historiadores y diversos estudiosos han cuestionado la autenticidad de los restos de Fernando Túpac Amaru, argumentando que no existen pruebas que respalden su origen. Estos críticos calificaron el acto como un "show político" y sugirieron que el alcalde Pantoja pudo haber utilizado este evento para aumentar su popularidad.
Ante las críticas, el alcalde Luis Pantoja defendió su postura, aclarando que su intención no es utilizar este acto como parte de una estrategia política para las próximas elecciones. A pesar de sus explicaciones, la falta de consenso sobre la autenticidad de los restos y las motivaciones del alcalde continúan siendo un tema divisivo en Cusco.
El regreso de Fernandito Túpac Amaru ha sido, para muchos, un homenaje a la memoria histórica y una reparación a los pueblos originarios de Perú. Sin embargo, el debate sobre la veracidad de los restos y el trasfondo político del evento sigue presente, dejando abierta la discusión sobre el futuro de la historia indígena en el país.