

Una escena de pánico sacudió este miércoles a Estambul, cuando un terremoto de magnitud 6,2 remeció la ciudad del Bósforo, generando una estampida de personas que, en su intento por escapar, saltaron desde edificios, provocando al menos 151 heridos.
Afortunadamente, ninguna víctima se encuentra en riesgo vital, según informó el gobernador de la ciudad, Davut Gül, a través de la red X (antes Twitter).
El movimiento telúrico se registró a las 12:49 hora local (9:49 GMT), con epicentro a unos 60 kilómetros del centro de Estambul, en el mar de Mármara, frente al distrito de Silivri, a una profundidad de 6,9 kilómetros, según el organismo de emergencias turco AFAD.
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El ministro de Infraestructuras, Abdulkadir Uraloglu, aseguró que no se han reportado daños en aeropuertos, carreteras, trenes ni líneas de metro. Tampoco se registraron derrumbes salvo en un edificio abandonado.
Una réplica de magnitud 4,4 se produjo minutos después del sismo principal, y se registraron al menos seis réplicas superiores a magnitud 4 en las siguientes dos horas, lo que avivó el temor de los ciudadanos ante un posible "gran terremoto", que los expertos advierten como inevitable en los próximos años debido a la cercanía con la falla de Anatolia.
Con más de 16 millones de habitantes, Estambul es considerada la mayor ciudad de Europa, y su cercanía a una de las fallas más activas del mundo la convierte en una zona sísmica de alto riesgo.
De los 1,2 millones de edificios que hay en la ciudad, se estima que alrededor de 90.000 podrían colapsar en un sismo de magnitud 7,5, como el que devastó el sureste del país en febrero de 2023.
Las autoridades han habilitado espacios de acogida en parques y escuelas para los vecinos que temen regresar a sus hogares, pese a que no se han reportado daños estructurales. En la provincia de Sakarya, a 100 km de Estambul, se suspendieron las celebraciones por el Día del Niño, debido al temor generalizado.
El terremoto no dejó víctimas fatales, pero el alto número de personas heridas por el miedo colectivo expone una realidad: en Estambul, el temor al sismo es tan peligroso como el sismo mismo.