

Raúl Celis López, reconocido periodista y conductor radial en Iquitos, fue asesinado a balazos la mañana de este miércoles cuando se dirigía a su centro de trabajo en un mototaxi. El crimen ocurrió cerca de las 5:50 a.m., minutos antes de que iniciara su programa radial diario.
El ataque se registró en la cuadra 7 de la calle Brasil, en intersección con la calle Fanning, en pleno centro de la capital loretana. Según testigos, dos sujetos encapuchados a bordo de una moto Pulsar interceptaron el mototaxi, del que uno descendió y le disparó a quemarropa en la nuca al comunicador.
“Vinieron dos sujetos en una moto… el de atrás sacó el arma y le metió tres disparos”, relató el transportista que lo trasladaba, según el testimonio recogido por Henry Sánchez, colega de la víctima que llegó al lugar segundos después del crimen.
Raúl Celis acababa de detenerse a comprar un periódico y continuaba su camino hacia la emisora cuando fue emboscado. Los sicarios huyeron con rumbo desconocido, mientras la ciudad amanecía consternada por el asesinato del hombre de prensa.
La zona fue rápidamente acordonada por agentes de la Policía Nacional, quienes recogieron casquillos de bala y buscaron cámaras de seguridad cercanas que pudieran ayudar a identificar a los autores materiales del crimen.
El hecho no solo generó conmoción, sino también una fuerte reacción ciudadana. Vecinos del lugar, indignados por la tardanza de más de dos horas de los fiscales para levantar el cuerpo, atacaron el vehículo del Ministerio Público con golpes y piedras, exigiendo justicia inmediata.
“No es posible que un periodista sea asesinado en plena calle y ni siquiera se apuren en recoger su cuerpo”, reclamó una vecina visiblemente afectada.
Raúl Celis López debía comenzar su programa radial a las 6:00 a.m. Su voz, que durante años acompañó a miles de oyentes en la Amazonía, fue silenciada por la violencia criminal que golpea a la prensa regional.
El caso ya es investigado como un posible asesinato por encargo, en un país donde ejercer el periodismo fuera de la capital puede costar la vida.