

La NASA podría dar el salto más grande en la historia de la humanidad con una misión tripulada a Marte en 2026, según reveló un portavoz de la agencia espacial a EFE este miércoles. La propuesta forma parte del nuevo presupuesto federal de EE.UU. presentado por la Administración Trump, que asigna 1.000 millones de dólares para este ambicioso objetivo.
La agencia espacial agradeció el interés de socios internacionales en sumarse al proyecto y señaló que el plan busca expandir la exploración del sistema solar en beneficio de toda la humanidad.
El presupuesto presidencial para el año fiscal 2026, divulgado el pasado viernes, refleja un cambio radical en las prioridades de la NASA, ahora centradas en la exploración humana de la Luna y Marte.
Además de los fondos destinados a Marte, se contempla una inversión de más de 7.000 millones de dólares para misiones lunares. Según Janet Petro, administradora interina de la NASA, la propuesta “impulsa simultáneamente la investigación científica crítica y el desarrollo tecnológico transformador”.
“Estamos evaluando todas las oportunidades, incluyendo las ventanas de lanzamiento en 2026 y 2028, para probar tecnologías que permitan el aterrizaje humano en Marte”, declaró el portavoz de la NASA.
Con este enfoque, la NASA apunta a una transición hacia sistemas comerciales más rentables, liderados por empresas como SpaceX, cuyo fundador Elon Musk ha declarado que su meta es colonizar Marte con cohetes reutilizables.
El nuevo presupuesto propone recortes históricos, incluyendo el fin del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) y la cápsula Orion después de la misión Artemis III. También se contempla la cancelación del programa Gateway, orientado a establecer una estación orbital lunar.
Uno de los grandes impulsores de esta aceleración es la competencia con China, que también tiene planes avanzados para llevar humanos a la Luna y Marte. La NASA quiere regresar a la Luna antes que el país asiático, y convertir a Estados Unidos en la primera nación en pisar Marte.
En paralelo, se propone reducir el tamaño de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS) y sus actividades de investigación, allanando el camino hacia su desmantelamiento seguro en 2030 y su reemplazo por estaciones espaciales comerciales.