

En una drástica medida que ha generado conmoción en el ámbito académico global, el Gobierno de Donald Trump ha ordenado a la Universidad de Harvard que prohíba la matrícula de estudiantes extranjeros, revocando su participación en el Programa de Estudiantes y Visitantes Extranjeros (SEVP).
La decisión fue anunciada mediante una carta oficial firmada por Kristi Noem, actual secretaria de Seguridad Interior. “Es un privilegio, no un derecho, admitir estudiantes internacionales”, declaró Noem, acusando a Harvard de fomentar antisemitismo, rechazar posturas ideológicas “alternativas” y vincularse con intereses extranjeros como el Partido Comunista Chino.
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Según la funcionaria, Harvard habría ignorado reiteradas advertencias del Gobierno, además de negarse a cooperar en investigaciones federales sobre los estudiantes internacionales. La decisión afecta directamente a más de 6.000 alumnos extranjeros programados para el ciclo académico 2024-2025.
En respuesta, la universidad calificó la medida como “ilegal, punitiva y represiva”, y advirtió sobre el impacto devastador que tendrá en su comunidad educativa. También se negó a eliminar sus programas de diversidad e inclusión, tal como habría exigido la administración Trump.
Este conflicto marca un nuevo episodio en la escalada de tensiones entre Harvard y el Gobierno republicano, que previamente suspendió subvenciones millonarias a la institución y la acusó de “burlarse del sistema educativo estadounidense”.
El caso ya está generando repercusiones legales y diplomáticas. La Universidad ha adelantado que recurrirá la decisión ante tribunales federales.