

El picante a la tacneña, uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía del sur del Perú, ha logrado un nuevo hito internacional. En la actualización de mayo de 2025 del prestigioso portal gastronómico Taste Atlas, este manjar tacneño se posicionó en el puesto 32 del ranking de los “50 mejores platos del mundo a base de menudencias”, mejorando su ubicación respecto al año 2023, cuando ocupó el lugar 40.
Este reconocimiento confirma la creciente visibilidad de la cocina regional peruana y pone a Tacna en el mapa culinario mundial, junto a platos tan reconocidos como el anticucho, también presente en la lista.
Según la reseña de Taste Atlas, se trata de “un plato tradicional peruano originario de Tacna. Se elabora con callos de vaca, carne seca (de cordero o llama), pata de vaca, papas sancochadas y ajíes cocidos con ajo y comino hasta lograr una salsa espesa”.
Se sirve con pan marraqueta y una copa de vino tinto seco, en una experiencia que une tradición, sabor y cultura.
Desde 2014, el tercer domingo de agosto se celebra el “Día del Picante a la Tacneña” por ordenanza del Consejo Regional de Tacna, reafirmando su valor como símbolo identitario. Su presencia en ferias gastronómicas como “Perú, mucho gusto” ha potenciado su alcance internacional, conquistando tanto a turistas como a críticos gastronómicos.
Este plato fusiona insumos prehispánicos como la papa, el maíz, los ajíes y la carne de camélidos con ingredientes introducidos durante la colonia, como la cebolla, el ajo y la carne de vaca. Es un reflejo de la biodiversidad y riqueza histórica de Tacna, que en cada bocado cuenta la historia del sur peruano.
El restaurante La Pasta obtuvo recientemente la certificación internacional HACCP, garantizando altos estándares de seguridad alimentaria.
El chef Giacomo Bocchio, representante de la cocina tacneña, fue jurado en un programa de cocina de televisión nacional, reforzando el prestigio regional.
La cocina tacneña también deslumbra con platos como el charquicán, el adobo y el pastel de choclo tacneño, que se preparan al estilo ancestral, en ollas de barro y a fuego de leña, maridados con un vino de chacra local.