

Cada 29 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Salud Digestiva, una iniciativa de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) que desde 2005 busca crear conciencia sobre los problemas gastrointestinales y fomentar hábitos saludables.
Aunque el aparato digestivo es esencial para transformar alimentos en energía y nutrientes, muchas personas ignoran las señales de alerta como acidez, hinchazón, náuseas o cambios intestinales. Estos síntomas pueden indicar desde un síndrome de intestino irritable hasta enfermedades crónicas como colitis ulcerosa o gastritis.
El tracto digestivo involucra órganos como el estómago, intestinos, hígado y páncreas. Su correcto funcionamiento depende en gran parte de lo que comemos y cómo vivimos. Dietas altas en grasas, falta de fibra, sedentarismo y estrés afectan su equilibrio natural.
Hoy se sabe que la microbiota intestinal, ese conjunto de bacterias benéficas, influye no solo en la digestión, sino en la inmunidad y el estado de ánimo. Su desequilibrio está relacionado con enfermedades inflamatorias, metabólicas e incluso emocionales.
Cuidar tu digestión es cuidar todo tu cuerpo.
En el Perú, los problemas digestivos suelen ser subestimados. Muchos pacientes llegan a consulta cuando las dolencias ya están avanzadas, lo que complica el diagnóstico de condiciones graves como úlcera gástrica o cáncer de colon.
Médicos peruanos alertan que la falta de prevención y educación alimentaria desde temprana edad es uno de los factores más preocupantes. El Día Mundial de la Salud Digestiva es una llamada de atención urgente para actuar antes de que los síntomas se agraven.
Los hábitos alimenticios se forman en la niñez. Una dieta rica en fibra, frutas, verduras y agua, combinada con la reducción de ultraprocesados, puede evitar múltiples enfermedades.
En zonas rurales del Perú, la desnutrición y el poco acceso a información de salud agravan los problemas digestivos en niños. Por ello, la intervención escolar y familiar resulta vital para asegurar un mejor futuro digestivo.
Invertir en salud digestiva infantil es invertir en generaciones más fuertes.
El llamado eje intestino-cerebro conecta las emociones con el sistema digestivo. Estrés, ansiedad o tristeza pueden generar síntomas reales como diarrea, dolor abdominal o náuseas, aún sin una causa médica aparente.
Este fenómeno ha sido validado por la medicina moderna, que reconoce al intestino como un “segundo cerebro”, capaz de influir en nuestra salud emocional y viceversa. En ciudades como Lima o Arequipa, donde el ritmo de vida es acelerado, los trastornos digestivos de origen emocional están en aumento.
Cuidar tu mente también es cuidar tu estómago.
Aumenta el consumo de fibra: frutas, verduras y cereales integrales.
Toma al menos 2 litros de agua al día.
Reduce el estrés con ejercicio o técnicas de relajación.
Evita el sedentarismo: camina, muévete, actívate.
Disminuye los ultraprocesados y el azúcar.
Consulta a un gastroenterólogo ante cualquier molestia persistente.