

Foto oficial reaviva controversia. El Gobierno de Dina Boluarte negó cualquier relación institucional con el pastor evangélico Anthony Lastra, tras la difusión de una imagen en la que aparece junto a la mandataria y el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana. La fotografía ha encendido la polémica sobre la supuesta influencia del líder religioso en decisiones del Ejecutivo.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MinjusDH) emitió un comunicado aclarando que “Lastra no tiene ninguna relación laboral ni espiritual con organismos del Estado”, y recordó que el Estado peruano es laico. Asimismo, enfatizó que solo se reconocen capellanías católicas en entidades públicas, descartando cualquier intento de crear una capellanía evangélica en Palacio de Gobierno.
Aunque la presidenta se define como “una mujer de profunda fe católica”, el comunicado deja abierta la posibilidad de encuentros con otros credos, al destacar su creencia en el diálogo interreligioso. Este deslinde se produce poco después de su polémica visita al Vaticano, donde se reunió con el papa Francisco.
Anthony Lastra es un pastor evangélico que se autodenomina “capellán de Palacio”. Durante el gobierno de Pedro Castillo, fue considerado su guía espiritual y mantenía cercanía con su esposa, Lilia Paredes. En una entrevista con Sudaca, afirmó que su esposa “soñó” que Castillo sería presidente, lo cual interpretaron como una señal divina.
Durante ese periodo, Lastra sostenía que la espiritualidad del mandatario evitaría actos de corrupción. “Si va de la mano de Dios, no habrá corrupción”, decía. Sin embargo, Castillo hoy es investigado por organización criminal, rebelión y otros delitos graves.
Más allá del Ejecutivo, Lastra ha sido visitante frecuente del Congreso y trabajó como asesor de confianza en la oficina de la congresista Katy Ugarte, cobrando más de S/ 3 mil mensuales, pese a no contar con estudios universitarios, según reveló el periodista Martín Sarmiento.
En sus redes sociales, el pastor ha hecho polémicas declaraciones. Asegura haber influido en la salida de Diana Miloslavich del Ministerio de la Mujer, a quien calificó de “hija del diablo”, y ha atacado al Partido Morado por impulsar agendas LGTB, llamándolos “hijos de Satanás”.