

París vivió un día histórico. El Paris Saint-Germain (PSG) celebró por todo lo alto su primer título de UEFA Champions League, logrado el domingo en Múnich, con una fiesta sin precedentes en los Campos Elíseos, que reunió a 110.000 hinchas en un ambiente de euforia.
A bordo de un autobús descapotable, los jugadores —Dembelé, Hakimi, Marquinhos, Vitinha, Doué y Fabián— y el técnico Luis Enrique se turnaron para levantar la Orejona, mientras la multitud coreaba: "¡Esto es París!".
"Es una liberación", dijo un fanático. "Por fin somos campeones de Europa", repetían muchos, tras años de frustraciones continentales.
El festejo contó con un estricto operativo de seguridad, luego de los graves incidentes de la noche anterior, en los que hubo dos fallecidos, más de 200 heridos y 563 arrestos en todo el país, la mayoría en París. La policía dividió a los asistentes en zonas controladas y vigiladas, con vallas y cordones de seguridad.
Algunos intentos de ingreso forzado al área de celebración fueron controlados por antidisturbios, aunque no se reportaron enfrentamientos mayores durante el desfile.
El avión del PSG aterrizó en París a las 15:30 (hora local), proveniente de Múnich. El capitán Marquinhos y el presidente del club, Nasser Al-Khelaifi, descendieron con la copa entre aplausos. Posteriormente, la delegación se dirigió al Palacio del Elíseo, donde fueron recibidos por el presidente Emmanuel Macron a las 19:00.
En un comunicado oficial, el club lamentó los incidentes violentos:
“Estos actos son contrarios a los valores del PSG y no representan a nuestra afición”.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, también condenó los hechos:
“Unos bárbaros arruinaron la fiesta del PSG con destrucción y pillaje. No podemos normalizar esta violencia”.
Retailleau señaló la responsabilidad de las familias y pidió más firmeza a la Justicia, además de ofrecer condolencias a los familiares de las dos víctimas mortales: un menor de 17 años y un joven de 20.
Los disturbios han provocado un enfrentamiento político en Francia. Mientras la ultraderecha de Marine Le Pen criticó el “insuficiente dispositivo policial”, la izquierda radical denunció uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades.