

La Universidad de Harvard logró una victoria judicial crucial este jueves luego de que la jueza federal Allison Burroughs emitiera una orden de restricción temporal que bloquea la proclamación del expresidente Donald Trump destinada a prohibir el ingreso de estudiantes internacionales durante seis meses.
La magistrada consideró que la medida causaría un “daño inmediato e irreparable” a los estudiantes afectados y a la propia institución, al limitar de forma arbitraria la matrícula de alumnos extranjeros, que representan más del 25% del total en la prestigiosa universidad.
La orden de Burroughs también prolonga una restricción anterior, impuesta el pasado 23 de mayo, contra la decisión de la Secretaría de Seguridad Nacional, encabezada por Kristi Noem, de revocar la certificación que permite a Harvard admitir estudiantes extranjeros bajo el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP).
En una reciente presentación judicial, Harvard denunció que la proclamación de Trump viola la ley federal, al no presentar evidencia concreta de que los estudiantes extranjeros representen un riesgo para la seguridad nacional.
“Sin sus estudiantes internacionales, Harvard no es Harvard”, afirmó la universidad en un comunicado.
En paralelo, la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson, arremetió contra la universidad, calificándola de “semillero de agitadores antiamericanos, antisemitas y proterroristas”, acusaciones que Harvard ha negado rotundamente.
Jackson aseguró que la conducta de la universidad “pone en riesgo la integridad del sistema de visas y la seguridad nacional”, justificando así las medidas adoptadas por la administración Trump.
Burroughs subrayó que Trump no puede impedir unilateralmente el ingreso de estudiantes con visas válidas solo por asistir a Harvard, sin justificar debidamente el supuesto riesgo.
Además, indicó que se prepara para emitir una orden judicial preliminar más duradera en los próximos días, brindando protección legal a los estudiantes internacionales mientras avanza el proceso.
Trump y su equipo han intensificado los ataques contra Harvard en múltiples frentes:
Suspensión de subvenciones millonarias
Propuesta para eliminar su estatus de exención de impuestos
Denuncias públicas sobre vínculos “radicales” y “enemigos extranjeros”, especialmente con China
Supuestas actividades “ilegales o peligrosas” sin pruebas documentadas
Harvard afirma que estas acciones son una represalia política por resistirse a controles ideológicos sobre su currículo, su comunidad estudiantil y sus profesores.
El caso continúa en tribunales, pero la jueza ya ha dejado claro su apoyo a la legalidad y a los derechos educativos. Mientras tanto, la comunidad internacional y académica observa con atención una de las batallas más tensas entre una universidad y el poder ejecutivo en la historia moderna de Estados Unidos.