

El final de la temporada 2024-2025 de la Ligue 1 francesa vino acompañado de una fuerte controversia. El mediocampista serbio Nemanja Matić, del Olympique de Lyon, fue suspendido por cubrir el logo con los colores del orgullo LGBTQ+ que la liga incorporó en las camisetas para conmemorar su jornada anual contra la homofobia.
La medida disciplinaria, anunciada por el Comité de Disciplina de la Ligue de Football Professionnel (LFP), incluye dos partidos de suspensión, dos adicionales condicionales y la obligación de asistir a sesiones de sensibilización sobre homofobia en un plazo de seis meses.
Durante el partido ante el Angers, disputado el pasado 17 de mayo, Matic decidió tapar con cinta adhesiva la insignia LGBTQ+ colocada en la manga de su camiseta, una acción que no pasó desapercibida.
El jugador no fue el único. En otro encuentro, el delantero egipcio Ahmed Hassan Mahgoub, del Le Havre, repitió el gesto durante el triunfo 3-2 sobre el RC Strasbourg. Ambos casos fueron calificados como "actos de desobediencia deliberada" por la LFP.
Además, el defensor Jonathan Gradit, del RC Lens, fue suspendido un partido por proferir un insulto homófobo tras el partido contra el AS Mónaco.
Estos casos no son nuevos en la liga francesa. El delantero Mostafa Mohamed, del Nantes, se ha ausentado de la jornada contra la homofobia en tres ocasiones, alegando "creencias personales y religiosas".
“Para mí, hay valores profundamente arraigados que me impiden participar en esta iniciativa”, escribió Mohamed en sus redes.
En 2023, el maliense Mohamed Camara, entonces jugador del Mónaco, también tapó el logo arcoíris y recibió cuatro fechas de suspensión, antes de ser transferido a un club en Qatar.
Desde 2021, la LFP organiza una jornada dedicada a la lucha contra la homofobia, donde los clubes deben lucir distintivos arcoíris en camisetas, brazaletes y banderas de esquina. La iniciativa ha sido elogiada por organismos internacionales como UEFA y FIFA.
Sin embargo, estas acciones han generado choques entre el compromiso institucional de la liga y las convicciones religiosas o personales de algunos futbolistas, en su mayoría provenientes de países conservadores.
El debate crece en redes sociales y medios franceses. ¿Debe sancionarse a los jugadores por no adherir a campañas institucionales? ¿O se debería permitir la objeción por motivos religiosos o culturales?
La LFP ha insistido en que la campaña busca promover el respeto y la inclusión y no pretende imponer creencias, aunque mantendrá las sanciones a quienes incumplan el reglamento de imagen y conducta profesional.