En una noche que marca un punto de inflexión en el conflicto de Medio Oriente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el bombardeo de las principales instalaciones nucleares de Irán: Isfahán, Natanz y Fordo, siendo esta última la más afectada por el ataque.

El Ejército estadounidense actuó directamente sobre infraestructuras nucleares iraníes, lo que ha sido calificado por el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Eyal Zamir, como "un ataque preciso e impresionante" que marca "un punto de inflexión" en la campaña contra Irán.

Tras el ataque, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, realizó una oración por Donald Trump en el Muro de los Lamentos, agradeciendo el respaldo estadounidense a la ofensiva militar israelí.

Por su parte, el secretario de Estado Marco Rubio invitó a Irán a negociar un nuevo acuerdo nuclear sin enriquecimiento de uranio, luego del bombardeo simultáneo a las tres instalaciones atómicas más relevantes del país.

Aunque la Administración Trump negó estar en guerra, la República Islámica de Irán advirtió sobre "consecuencias duraderas" tras el histórico ataque aéreo.

La ofensiva se intensificó este domingo con una nueva oleada de bombardeos israelíes, que por primera vez incluyeron los alrededores de Yazd, señalando una escalada directa del conflicto.

Según medios locales iraníes, los ataques del fin de semana dejaron al menos veinte muertos, en su mayoría miembros de la Guardia Revolucionaria, además de dos niños de 7 años en los bombardeos israelíes. En contraste, se reporta que los ataques estadounidenses no dejaron víctimas mortales.

La tensión en Medio Oriente escala rápidamente, con Estados Unidos e Israel coordinando acciones militares directas contra infraestructuras clave en Irán, mientras el mundo observa con creciente preocupación.