

Teherán, bajo fuego. Israel intensificó este lunes su ofensiva militar contra Irán con una serie de ataques aéreos dirigidos a puntos estratégicos en la capital iraní, entre ellos el recinto nuclear de Fordo, la Universidad Shahid Beheshti —vinculada al programa atómico de Irán—, y la temida prisión de Evin, donde se encuentran presos políticos y activistas.
El bombardeo, confirmado por el ministro de Exteriores israelí Gideon Saar, fue presentado como una respuesta directa a los últimos ataques lanzados por Irán sobre territorio israelí. En un mensaje publicado en la red social X (ex-Twitter), Saar concluyó su anuncio con una polémica cita del presidente argentino Javier Milei: “¡Viva la libertad, carajo!”.
Como respuesta al bombardeo y a las acciones de Estados Unidos en la región, el Parlamento iraní ha solicitado oficialmente el cierre del estrecho de Ormuz, una medida aún pendiente de aprobación por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Esta ruta marítima estratégica canaliza cerca del 20% del petróleo y gas natural que se exporta por vía marítima en el mundo.
El cierre de Ormuz encendería las alarmas globales:
Japón, que importa más del 90% de su crudo de Oriente Medio, ve peligrar su suministro.
Corea del Sur ha iniciado acciones preventivas ante una posible interrupción.
China, el principal socio petrolero de Irán, también observa con preocupación.
En Moscú, el presidente ruso Vladímir Putin se reunió con el ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchí, para discutir una salida diplomática al conflicto armado. Según el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, Rusia busca contener una escalada que podría tener efectos catastróficos a nivel económico y político mundial.
Mientras tanto, desde el exilio, el hijo del último sha de Persia, Reza Pahlevi, propuso liderar una transición democrática en Irán, convencido de que el régimen islámico está colapsando y debe ser reemplazado para restablecer la estabilidad interna y la paz internacional.
Con Israel lanzando misiles en la capital iraní y Teherán evaluando bloquear el canal energético más importante del mundo, el conflicto ya rebasa las fronteras del Medio Oriente.
Cada movimiento en esta región puede sacudir mercados, alterar rutas marítimas globales y desatar un efecto dominó de consecuencias políticas, económicas y humanitarias. Mientras tanto, el mundo observa con temor el desenlace.