

El Perú despide a una leyenda de las artes escénicas. El actor Óscar Carrillo Vértiz, recordado por su solidez interpretativa y su compromiso con la escena nacional, dejó un legado que abarca televisión, cine y teatro, con personajes que marcaron generaciones.
Nacido en Lima, Carrillo fue mucho más que un intérprete: docente, director escénico y formador de talentos, desarrolló una carrera de más de tres décadas con una solvencia artística pocas veces vista en el país.
Carrillo alcanzó la popularidad masiva en 1994 gracias a Tatán, miniserie donde encarnó al criminal Luis D’Unian Dulanto, un rol intenso y oscuro que lo consolidó como emblema del drama policial. Desde entonces, participó en recordadas producciones como Los de arriba y los de abajo, Mis tres Marías, Ojitos hechiceros, En la piel de Alicia, Solo una madre, y más recientemente, como el candidato Ramiro Zevallos en Luz de luna.
En 2024, interpretó a Marcial Montero, el productor antagonista en el biopic musical Tu nombre y el mío, sobre la vida de Deyvis Orosco, cerrando su carrera con otra actuación intensa y memorable.
Carrillo también brilló en la pantalla grande, participando en películas como Y si te vi, no me acuerdo (2003), Django: sangre de mi sangre (2018) y la premiada La Pampa (2023). Su versatilidad le permitió moverse entre el drama social, el thriller y la denuncia con total naturalidad.
En el teatro, Carrillo desplegó su fuerza interpretativa en obras clásicas como La vida es sueño, Julio César y Yerma, y también en producciones contemporáneas como ¿Quién mató a Palomino Molero? (2024), donde su papel del Teniente Silva fue aclamado por su profundidad emocional.
Además de actuar, formó a nuevas generaciones de artistas escénicos, convirtiéndose en un maestro y referente del teatro peruano.