

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, salió al paso de las críticas nacionales e internacionales luego de que la Asamblea Legislativa, controlada por su partido Nuevas Ideas, aprobara una reforma constitucional que elimina los límites a la reelección presidencial y extiende el mandato a seis años.
“El 90 % de los países desarrollados permiten la reelección indefinida de su jefe de gobierno, y nadie se inmuta”, señaló Bukele a través de su cuenta en X (antes Twitter), añadiendo que, sin embargo, cuando un país pequeño y pobre como El Salvador intenta lo mismo, se acusa a la nación de “fin de la democracia”.
El mandatario agregó que incluso si El Salvador adoptara una monarquía parlamentaria con reglas similares a las de Reino Unido, España o Dinamarca, muchos seguirían sin apoyarla.
El 31 de julio, en una única jornada y sin debate previo, el Congreso salvadoreño aprobó modificaciones en cinco artículos constitucionales (75, 80, 133, 152 y 154), habilitando la posibilidad de que Bukele postule para un tercer mandato consecutivo.
Además, se eliminó la segunda vuelta electoral y se amplió el período presidencial de cinco a seis años.
Hasta ahora, Bukele no ha confirmado oficialmente si buscará la reelección.
Human Rights Watch (HRW) comparó la reforma constitucional salvadoreña con la situación en Venezuela, alertando que el partido oficialista está siguiendo un camino similar al desmantelamiento democrático.
La organización WOLA en Washington (EE.UU.) condenó la medida como “una flagrante manipulación de la constitución”, advirtiendo que la combinación de reelección ilimitada y mandatos de seis años conduce a un “desmantelamiento de la democracia”.
Por su parte, la organización local Acción Ciudadana señaló que la reforma no busca empoderar al pueblo ni ahorrar fondos públicos, sino perpetuar a Bukele en el poder.