A menos de nueve meses de las Elecciones Generales 2026, la última encuesta nacional de Ipsos, difundida por Cuarto Poder, confirma el desencanto ciudadano con la política y la seguridad nacional.

El sondeo revela que, si las elecciones fueran mañana, un 38% de los peruanos optaría por votar en blanco, viciar su voto o rechazar a todos los candidatos. A ello se suman un 17% que elegiría “otros” y un 10% sin preferencia definida, lo que refleja que la mitad de la ciudadanía sigue indecisa o desconectada del proceso electoral.

En cuanto a las preferencias, Rafael López Aliaga (Renovación Popular) lidera con 11%, seguido por Keiko Fujimori (Fuerza Popular) con 7% y el comediante Carlos Álvarez (País para Todos) con 5%. Otros candidatos como Mario Vizcarra (3%), Alfonso López Chau (3%), Arturo Fernández (2%), César Acuña (2%) y Phillip Butters (2%) aparecen más rezagados.

📌 Inseguridad y extorsión: la otra gran preocupación

La encuesta también muestra un creciente temor por la inseguridad ciudadana, en especial por la extorsión. Según Ipsos, un 10% de los peruanos ha sido víctima directa y un 30% conoce a alguien cercano afectado por este delito. En Lima, la cifra sube al 41%, frente al 25% en regiones del interior.

Este clima de inseguridad refuerza la percepción de que el sistema político no ofrece respuestas convincentes, lo que aumenta la desconfianza social y política.

📌 Elecciones 2026: fechas clave

Las Elecciones Generales se celebrarán el domingo 12 de abril de 2026, según el Decreto Supremo N.º 039-2025-PCM. Ese día se elegirá al presidente, vicepresidentes, 190 congresistas (senadores y diputados) y representantes al Parlamento Andino.

La ONPE calificó este proceso como el más complejo de la historia, con más de 40 partidos en carrera y un presupuesto de hasta 1,500 millones de soles. El cronograma incluye elecciones primarias el 30 de noviembre de 2025, la primera vuelta presidencial el 12 de abril de 2026 y, de ser necesario, la segunda vuelta el 7 de junio de 2026.

El gran desafío será movilizar a un electorado cada vez más desencantado, que hoy parece priorizar la seguridad y estabilidad por encima de los nombres en la contienda.