La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) es altamente eficaz para prevenir el cáncer de cuello uterino y no presenta efectos secundarios graves, según dos revisiones exhaustivas realizadas por Cochrane, uno de los grupos de investigación médica más influyentes del mundo. Se trata de los análisis más completos hasta la fecha, basados en ensayos clínicos y estudios en condiciones reales que abarcan a más de 132 millones de personas.
Los resultados muestran que las niñas de 16 años o menos vacunadas tienen un 80% menos de riesgo de desarrollar cáncer cervical en comparación con quienes no recibieron la inmunización. La vacuna también reduce de manera significativa las lesiones precancerosas en el cuello del útero y otros tejidos vulnerables al virus.
“Ahora contamos con pruebas claras y coherentes de todo el mundo de que la vacunación contra el VPH previene el cáncer de cuello uterino”, afirmó Nicholas Henschke, autor del estudio y responsable de Cochrane Response.
El VPH es un grupo de virus muy frecuentes. La mayoría son inofensivos, pero algunas variantes pueden provocar cánceres del cuello uterino, ano, pene, vulva, vagina, boca y garganta, además de verrugas genitales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer cervical registró 660.000 nuevos casos y unas 350.000 muertes en 2022, afectando principalmente a mujeres más jóvenes.
Aunque vacunas como Cervarix y Gardasil han sido celebradas como un gran avance médico desde su aparición en los años 2000, también han generado controversia. Merck, fabricante de Gardasil, enfrentó demandas sobre supuestos efectos graves, pero a inicios de este año un juez de EE.UU. desestimó esas afirmaciones al calificarlas como “inferencias especulativas”.
El análisis de Cochrane concluye que los efectos secundarios graves son poco frecuentes y ocurren con la misma probabilidad en personas no vacunadas. Los reportes de seguridad en redes sociales tampoco encontraron respaldo científico. Los efectos habituales son leves, como dolor en el brazo tras la aplicación.
“Un hallazgo importante fue que los efectos secundarios más comentados en redes no mostraron ninguna evidencia de vínculo real con la vacunación”, señaló Henschke.
Los investigadores respaldan las recomendaciones internacionales de vacunar a niñas y niños idealmente antes de los 16 años y antes del inicio de la actividad sexual. Cada vez más países incluyen también a los varones en sus programas, lo que amplía la protección poblacional.
“Vacunar a los niños y a las niñas refuerza la protección de todos”, explicó la oncóloga Jo Morrison. “Con el tiempo veremos el impacto también en otros cánceres relacionados con el VPH, incluidos los que afectan a los hombres”.
El equipo de Cochrane advierte que la mayoría de los estudios disponibles provienen de países de ingresos altos, por lo que se requieren más investigaciones en regiones con mayor carga de cáncer cervical, especialmente en África y América Latina.
Aun así, los especialistas sostienen que la evidencia actual ya es contundente. “Harán falta décadas para comprender plenamente el impacto de la vacunación”, apuntó Morrison, “pero lo que vemos hasta ahora es tremendamente positivo”.