Dos años de magia, estadios llenos y una infinidad de goles llegan a su punto decisivo este sábado a las 14:30 (hora de Perú), cuando Lionel Messi dispute su primera final de la MLS con el Inter Miami, en un duelo trascendental ante el Vancouver Whitecaps, donde milita el peruano Kenji Cabrera.
Las ambiciones de la franquicia, impulsadas por David Beckham, se sostienen en la necesidad de lograr un título que consolide el proyecto lanzado desde la llegada del astro argentino en 2023.
Una victoria sería también una despedida ideal para Sergio Busquets y Jordi Alba, quienes pondrán fin a su carrera tras este encuentro. Sin ellos, el Inter iniciará en 2026 una nueva era con la apertura del Miami Freedom Park, que sueña estrenar con su capitán levantando el trofeo.
El plan ganador de Miami podría complicarse si el título queda en manos de Vancouver, guiado por su flamante líder, el alemán Thomas Müller, un nombre que ya ha marcado capítulos dolorosos para Messi en otras competiciones.
Si los Whitecaps se imponen, el Inter acumularía un segundo año sin nuevos trofeos —solo ostenta la Leagues Cup 2023— pese a contar con la nómina más costosa de la MLS, con una inversión de 50 millones de dólares.
La presión no es nueva: en agosto, el equipo perdió la final de la Leagues Cup ante Seattle por 3-0, en un partido que terminó con tensiones entre jugadores de ambos equipos.
El reencuentro entre Messi y Müller agrega una capa extra de emoción. El atacante alemán fue pieza clave en la final del Mundial 2014 y también protagonizó el recordado 8-2 del Bayern contra el Barcelona en 2020.
A su llegada a Vancouver, Müller sumó 8 goles en 11 partidos, consolidándose como un refuerzo determinante para un equipo que ya había superado con autoridad al Inter en la Copa de Campeones de la Concacaf.
“Será un partido muy duro. La llegada de Müller les da mucha jerarquía”, afirmó Messi en declaraciones difundidas por la MLS.
Por el lado peruano, la final también marcará la oportunidad del joven Kenji Cabrera de pelear por su primer gran título en la liga norteamericana.
El entrenador Javier Mascherano encontró la fórmula de equilibrio para Miami al apostar por jóvenes promesas como Mateo Silvetti, en lugar del experimentado Luis Suárez, y potenciar la dinámica ofensiva con Tadeo Allende.
El resultado: tres victorias consecutivas por amplios marcadores, con un Messi deslumbrante que suma 29 goles en 28 jornadas, consolidándose como Bota de Oro de la MLS y firme candidato al MVP.
En los playoffs, el argentino volvió a tomar el control con seis goles en cinco partidos, impulsando al Inter hacia una final que puede cambiar la historia del club.