La ciudadela inca de Machu Picchu vuelve a ocupar titulares en el escenario global. Esta vez, no solo por su reciente distinción turística, sino por una alerta que inquieta a autoridades, operadores y visitantes. Mientras encabeza listas como uno de los destinos preferidos del mundo para 2025, surge el riesgo de que pierda su categoría de Maravilla del Mundo Moderno.
El contraste es evidente. El premio obtenido el 6 de diciembre en los World Travel Awards refuerza su liderazgo turístico, pero los cuestionamientos sobre gestión, conservación y calidad del servicio colocan al santuario bajo una mirada crítica. El prestigio internacional, lejos de protegerlo, eleva las exigencias sobre su administración.
Juan César Zubiate Paredes, representante oficial de New Seven Wonders en Perú, expresó su preocupación en declaraciones a RPP Cusco.
“Machu Picchu sí, realmente está al borde de perder esa categoría como Maravilla del Mundo. No es broma”, afirmó.
El vocero explicó que el 13 de septiembre, la organización emitió un comunicado global desde Zúrich, alertando sobre la situación crítica del santuario. Sin embargo, cuestionó la falta de respuesta del Ministerio de Cultura, Mincetur, el Ministerio del Ambiente y otras entidades responsables.
Zubiate precisó que New Seven Wonders maneja un sistema de evaluación propio, independiente de la UNESCO, que considera tanto aspectos técnicos como la percepción del visitante, a través del denominado “efecto maravilla”. En esa plataforma se reportan quejas por el sistema de boletaje, presuntas estafas, deficiencias en la atención turística y dudas sobre el aforo diario permitido.
El representante sostuvo que el problema no pasa por cerrar o ampliar el acceso, sino por transparentar los estudios técnicos.
“El problema no radica en abrir o cerrar Machu Picchu, sino en sincerar los estudios y garantizar un servicio acorde al nivel de una maravilla del mundo”, enfatizó.
Desde la organización, se exhorta a conformar una mesa técnica multisectorial, con participación del Estado, gobiernos regionales, municipios y el sector privado, para adoptar medidas inmediatas. De no hacerlo, advirtió, el país podría enfrentar pérdidas económicas y un fuerte golpe reputacional al turismo peruano.
Zubiate recordó que el reconocimiento obtenido en 2007 impulsó significativamente el turismo y aportó al producto interno bruto, aumentando de forma sostenida el flujo de visitantes.
La advertencia también genera inquietud en Machu Picchu Pueblo. Michael Ugarte, presidente de la Cámara de Comercio local, señaló que los pronunciamientos de New Seven Wonders evidencian la mala gestión e ineficiencia de las autoridades.
“Habiendo tantas instituciones, ¿por qué no se tiene una gestión adecuada de nuestro primer atractivo turístico?”, cuestionó. Añadió que la inestabilidad política y los constantes cambios en el Ejecutivo afectan la continuidad en la administración del santuario.
Sobre una eventual pérdida del título, Ugarte indicó que el impacto sería principalmente comercial y de posicionamiento internacional, aunque subrayó el valor simbólico y promocional de la denominación de Maravilla del Mundo Moderno.
La situación cobra mayor relevancia ante la visita del director de New Seven Wonders al Perú en enero, considerada por Zubiate como un momento decisivo para evaluar la reacción del Estado.
“El 14 de enero aproximadamente nos visita el director, tomémoslo como un plazo”, señaló, aclarando que no se trata de un ultimátum formal.
“No esperemos que nos pongan plazos para reaccionar”, añadió.
La advertencia se mantiene vigente. Machu Picchu sigue bajo la atención del mundo, no solo por su valor histórico y cultural, sino por los desafíos urgentes que enfrenta su gestión en un contexto de alta demanda turística.