

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó este miércoles una advertencia directa a Rusia sobre las consecuencias de continuar la invasión de Ucrania. En una publicación en su red social Truth Social, Trump expresó su "amor" por el pueblo ruso y su relación positiva con el presidente Vladimir Putin, pero subrayó que si no se llega a un acuerdo para poner fin a la guerra, no tendrá otra opción que imponer altos impuestos, aranceles y sanciones a las exportaciones rusas.
Trump, conocido por sus métodos de presión económica, dejó claro que las sanciones que ya enfrenta Rusia podrían intensificarse aún más, aunque las restricciones actuales ya incluyen una amplia gama de sectores, incluidos los bancos rusos y la industria militar.
El portavoz del presidente Putin, Dmitri Peskov, reaccionó ante las declaraciones de Trump indicando que Rusia está abierta al diálogo, pero señaló que aún esperan señales de EE.UU. para avanzar en las negociaciones. Peskov también subrayó que las amenazas de sanciones no son nuevas y que Trump "ya ha utilizado estos métodos durante su primera presidencia".
Además, el embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dimitri Polyanskiy, agregó que el Kremlin necesitaría conocer las condiciones de un posible acuerdo propuesto por Trump antes de comprometerse a cualquier discusión. Según Polyanskiy, es crucial abordar las "causas profundas de la crisis ucraniana" y cuestionó la política estadounidense hacia Ucrania desde 2014, especialmente el apoyo militar al gobierno de Volodymyr Zelensky.
El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andriy Sybiha, celebró los mensajes de Trump y expresó su esperanza de que su postura traiga una nueva dinámica diplomática para alcanzar una paz duradera y justa. Mientras tanto, Volodymyr Zelensky ha indicado que cualquier acuerdo de paz debería involucrar la presencia de al menos 200,000 soldados internacionales para garantizar una paz realista, destacando que la participación de EE.UU. sería esencial para disuadir a Rusia.
Internamente, algunos sectores en Rusia parecen estar reconsiderando las condiciones para terminar la guerra. La editora de televisión pro-Putin, Margarita Simonyan, sugirió recientemente que Moscú podría aceptar condiciones más realistas que incluyan el cese de los combates en la línea de frente actual. Esto implicaría que las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón seguirían bajo el control parcial de Ucrania, algo que ha generado descontento entre los sectores más duros del Kremlin.