

El Papa Francisco sigue luchando con su salud, tras una nueva crisis respiratoria que ocurrió ayer, cuando sufrió un broncoespasmo, lo que provocó un empeoramiento «repentino» de su cuadro clínico. Sin embargo, fuentes vaticanas aseguraron este sábado que la crisis no ha afectado a otros órganos del pontífice, y que después de la crisis, el Papa no ha tenido más episodios graves.
El Papa Francisco, quien lleva 16 días ingresado en el Hospital Gemelli por una bronquitis y neumonía bilateral, pasó una noche tranquila, según la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Esta mañana, desayunó, tomó café y leyó los periódicos, lo que indica una ligera mejoría en su estado de ánimo. No obstante, los médicos siguen evaluando su salud, ya que su pronóstico sigue siendo reservado.
Crisis respiratoria aislada
La crisis de broncoespasmo que sufrió ayer fue «distinta» a las anteriores, según explicaron las fuentes vaticanas. A pesar de que el Papa sufrió un vomito debido al estrechamiento de las vías respiratorias, los médicos descartaron que los jugos gástricos hayan afectado a los pulmones. Aunque su situación sigue siendo compleja, Francisco se mantuvo «lúcido y orientado» en todo momento, colaborando con las maniobras terapéuticas. No fue necesario intubarlo.
Los médicos siguen monitoreando su condición y, aunque las alarmas se encendieron nuevamente este viernes, los informes aseguran que Francisco continúa respondiendo bien al tratamiento.
Este episodio respiratorio, al igual que el anterior del 22 de febrero, pone en evidencia las dificultades que enfrenta el Papa debido a su avanzada edad, pero su firme voluntad de seguir adelante ha sido clara en todo momento.
Fieles rezan por su salud
Mientras tanto, fieles y miembros de la Curia romana se reunieron nuevamente en la Plaza San Pedro para rezar por la pronta recuperación del pontífice, demostrando su apoyo y cariño por su líder religioso en este momento delicado.