

El Papa Francisco celebra este 13 de marzo 12 años de su pontificado, un aniversario que, en lugar de celebrarse con la habitual solemnidad, se ve empañado por su ingreso en el hospital el 14 de febrero debido a graves problemas respiratorios. A sus 88 años, el pontífice se enfrenta a la incertidumbre sobre su salud y el futuro de la Iglesia, mientras muchos se preguntan si su sucesor continuará con su línea reformista o si se producirá un retorno al conservadurismo.
Desde su elección en 2013, Francisco ha centrado su papado en promover una Iglesia más inclusiva, accesible y reformada. Desde su primer discurso en el balcón de la Logia de la basílica de San Pedro, en el que abogó por una "Iglesia pobre para los pobres", el Papa argentino ha impulsado una serie de cambios significativos, buscando hacer a la Santa Sede más transparente y efectiva.
En estos años, uno de los principales objetivos de Francisco ha sido aumentar la presencia de las mujeres en cargos de poder dentro de la Iglesia. En 2021, nombró a la religiosa Raffaella Petrini como la primera mujer presidenta de la Gobernación del Estado del Vaticano, un cargo clave en la administración vaticana, que antes solo había sido ocupado por hombres. En su última medida en esta línea, nombró a Simona Brambilla como prefecta del dicasterio de los Institutos de Vida Consagrada, convirtiéndola en la primera mujer en asumir la responsabilidad de un dicasterio, tradicionalmente reservado a los cardenales.
La reforma económica también ha sido un pilar en su pontificado. Durante su mandato, el Papa ha trabajado para poner fin a las irregularidades que afectaban las finanzas vaticanas, como lo evidencia la creación de la Secretaría de Economía. Esta reforma permitió un control más estricto y transparente de los fondos del Vaticano, con una gestión más eficiente de sus bienes inmuebles y fondos, además de la introducción de medidas de austeridad, como la reducción de gastos en la Corte vaticana.
Otro tema central de su pontificado ha sido la lucha contra la pederastia en la Iglesia. Francisco ha tomado medidas drásticas para garantizar la protección de menores, creando la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, y exigiendo a las diócesis un enfoque más activo y transparente en el tratamiento de casos de abuso. Sin embargo, los resultados han sido mixtos, ya que algunos sectores de la Iglesia siguen resistiéndose a implementar políticas adecuadas para atender a las víctimas de manera efectiva, y la rapidez en los procesos y la transparencia siguen siendo puntos débiles.
Uno de los aspectos más destacados de su papado ha sido su esfuerzo por globalizar la Iglesia, haciéndola menos centrada en Europa y más inclusiva de otras regiones del mundo. Bajo su mandato, el Papa ha modificado la composición del Colegio Cardenalicio, eligiendo a cardenales de países fuera de Europa, especialmente de Asia y África, y reduciendo la influencia de Italia. Esto cambiará, sin duda, el equilibrio de poder en el próximo cónclave, aunque no garantiza que el próximo Papa continúe la misma línea de reformas.
El papado de Francisco no ha estado exento de oposiciones internas. El ala ultraconservadora de la Iglesia ha sido crítica con varias de sus reformas, especialmente con sus posturas hacia temas como el reconocimiento de las parejas homosexuales. Esta resistencia podría ser un factor determinante en el próximo cónclave, donde la elección del sucesor de Francisco podría estar influenciada por el deseo de muchos de regresar a una línea más tradicionalista.
La incertidumbre sobre el futuro del papado y el próximo pontífice refleja no solo la salud del Papa Francisco, sino también los desafíos de una Iglesia que atraviesa una profunda transformación interna. Mientras el mundo se mantiene expectante sobre si el Papa Francisco saldrá del hospital para continuar con su labor reformista, la pregunta sobre qué dirección tomará la Iglesia en el futuro sigue sin respuesta.