

“Pedimos perdón a toda la Iglesia y a la sociedad por el dolor ocasionado”. Con estas palabras, el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) confirmó su disolución definitiva, cerrando un capítulo marcado por denuncias de abusos cometidos durante décadas por sus integrantes, incluyendo su fundador, Luis Fernando Figari.
En un comunicado difundido públicamente, la organización ultracatólica expresó su arrepentimiento hacia las víctimas. “Nuestra mirada se dirige también a las víctimas. Les reiteramos nuestro sincero pedido de perdón por los maltratos y abusos cometidos en nuestra comunidad”, se lee en el documento.
El texto, sin embargo, omitió cualquier mención directa a Figari, acusado de abuso físico, psicológico y sexual. A pesar de que su figura ha sido central en el escándalo, el exlíder no fue mencionado en el mensaje de cierre.
El Sodalicio publicó además un informe final de reparaciones en el que detalló los mecanismos aplicados para resarcir a las víctimas: apoyo económico, terapéutico e indemnizaciones. Según el documento, 93 personas recibieron indemnizaciones económicas, por un total que supera los 5,3 millones de dólares. Del total de víctimas reconocidas, 74 fueron exmiembros del Sodalicio, y 89 eran hombres.
Además, se entregaron ayudas solidarias a otras 12 personas que no fueron reconocidas oficialmente como víctimas, bajo criterios de “caridad cristiana” y según su situación personal.
La publicación también incluyó un agradecimiento a los miembros y colaboradores del movimiento, y un llamado a iniciar “un tiempo privilegiado de conversión”, bajo la guía de la Virgen María. “El Señor tiene caminos misteriosos por los cuales siempre puede hacer nuevas todas las cosas”, señalaron.
La disolución del SVC ocurre tras una orden directa del Papa Francisco emitida en enero de 2025. A pesar de la disposición papal, la organización se resistió a su cumplimiento inmediato, según denunció el abogado José Ugaz, representante de varias víctimas.
Ugaz alertó al Vaticano sobre presuntas maniobras financieras para vaciar los bienes del Sodalicio antes de su disolución, con el objetivo de evitar que sean controlados por la Santa Sede. La carta de advertencia fue enviada el 24 de marzo.
Luis Fernando Figari, fundador del SVC en 1971 y principal responsable de su ideología y estructura, permanece en Roma, apartado de la vida pública. En 2017, el Vaticano le prohibió regresar al Perú, y en 2024, el Papa lo expulsó oficialmente de la organización.
A pesar de las múltiples denuncias y sanciones canónicas, Figari nunca enfrentó un juicio penal en el Perú, lo que ha generado duras críticas de víctimas y organismos de derechos humanos.