

La diplomática colombiana Laura Gil fue elegida este lunes como secretaria general adjunta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este cargo en los 76 años de historia del organismo.
Gil, quien competía con la peruana Ana María Sánchez y la guatemalteca Claudia Escobar, logró imponerse en una segunda ronda de votación, obteniendo el respaldo de 19 Estados miembros, lo que le permitió alcanzar la mayoría absoluta requerida.
La colombiana tomará posesión del cargo el 16 de julio, cuando finalice el mandato del actual secretario adjunto, el beliceño Néstor Méndez. Gil acompañará en la nueva administración al surinamés Albert Randim, electo en marzo como secretario general, el primero del Caribe en asumir la jefatura del organismo.
La canciller de Colombia, Laura Sarabia, celebró la elección con entusiasmo:
“La OEA ha marcado un hito histórico al elegir por primera vez a una mujer para ocupar la Secretaría General Adjunta. Es un orgullo inmenso, no solo para mí, sino para todo el pueblo colombiano”.
Con 59 años, Laura Gil es actualmente embajadora de Colombia en Austria, cargo que asumió en 2023. Antes, fue viceministra de Asuntos Multilaterales en el gobierno de Gustavo Petro.
Nacida en Uruguay y nacionalizada colombiana, Gil cuenta con una sólida trayectoria internacional, formación académica en ciencias políticas y una destacada presencia en medios como analista, columnista y defensora de derechos humanos.
Se ha caracterizado por su firme postura en defensa de los derechos de las mujeres, la comunidad LGTBI y los pueblos indígenas, temas que han estado en el centro de su activismo diplomático.
La dupla Gil–Randim deberá enfrentar desafíos regionales urgentes, como:
La crisis humanitaria en Haití, con fuertes impactos migratorios.
El estancamiento político en Venezuela y su impacto en la región.
El aumento de flujos migratorios hacia América del Norte.
La relación con una posible nueva administración de Donald Trump, caracterizada por su escepticismo frente a organismos multilaterales.
La elección de Laura Gil no solo representa un avance para la equidad de género en organismos multilaterales, sino también una señal de cambio en la política exterior latinoamericana, que comienza a dar más protagonismo a voces femeninas con enfoque social y de derechos humanos.