Pakistán acusó a la India de cometer un “acto de guerra no provocado, cobarde e ilegal” tras una serie de ataques aéreos que dejaron al menos 26 civiles muertos en la provincia de Punjab y en la región de Cachemira administrada por Islamabad. Las acciones militares, perpetradas en la madrugada de este martes, han elevado la tensión bilateral a su punto más crítico en lo que va del siglo.

El Comité de Seguridad Nacional (NSC) de Pakistán, encabezado por el primer ministro Shehbaz Sharif, autorizó a las Fuerzas Armadas a responder “en el momento, lugar y forma que consideren apropiados”. En una declaración oficial, Islamabad invocó el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas para justificar su derecho a la legítima defensa.

“Este ataque no solo cobró la vida de inocentes, sino que violó nuestra soberanía y puso en riesgo a aviones comerciales del Golfo. Incluso fue atacado deliberadamente el Proyecto Hidroeléctrico Neelum-Jhelum, en violación de convenios internacionales”, afirmó la oficina del primer ministro.

Las zonas afectadas por los bombardeos incluyen Sialkot, Shakargarh, Muridke y Bahawalpur (Punjab), así como Kotli y Muzaffarabad en Azad Jammu y Cachemira. Nueva Delhi, por su parte, alega que los ataques no tenían objetivos civiles, sino que estaban dirigidos a infraestructuras utilizadas por presuntos grupos terroristas.

Pakistán niega acusaciones de campamentos terroristas

El gobierno de Pakistán rechazó categóricamente las acusaciones de India sobre la existencia de campamentos terroristas en su territorio. En su comunicado, condenó el accionar de Nueva Delhi y lo calificó de acto inmoral y peligroso.

“El liderazgo indio ha llegado al extremo de atacar a civiles inocentes para satisfacer sus objetivos políticos. La responsabilidad de las consecuencias caerá exclusivamente sobre la India”, remarcó Islamabad.

Escalada por atentado previo en Cachemira india

Esta grave escalada se produce luego de que India acusara a Pakistán de estar detrás del atentado del pasado 22 de abril en Pahalgam, en la región de Cachemira controlada por Nueva Delhi, donde murieron 26 civiles, en su mayoría turistas indios.

El mundo observa con preocupación el aumento del conflicto entre estas dos potencias nucleares, cuya histórica rivalidad en Cachemira vuelve a situarse en el centro del tablero geopolítico asiático.