

En una medida que sacude al sector tecnológico, Duolingo anunció que no contratará personal para trabajos que puedan ser realizados por inteligencia artificial. El CEO de la compañía, Luis von Ahn, confirmó la noticia a través de LinkedIn, alineándose con una nueva filosofía que ya adoptaron otras firmas como Shopify: el enfoque AI-first.
Lejos de ser un simple lema de innovación, el modelo “AI-first” representa una reestructuración completa del funcionamiento interno de una empresa. En este modelo, la inteligencia artificial no es una herramienta de apoyo, sino el punto de partida de toda operación.
Según explicó la compañía, bajo esta nueva política:
No se contratará a ningún trabajador humano para tareas que puedan automatizarse con IA.
Los equipos deben justificar cada nueva contratación demostrando que la IA no puede cumplir ese rol.
El uso de IA será obligatorio en el día a día y en la evaluación del desempeño laboral.
Se reorganizarán todos los flujos de trabajo para que la IA forme parte activa de cada proceso.
“La IA ya no es un complemento. Es el nuevo estándar”, afirman desde la compañía.
Duolingo deja claro que el objetivo no es solo reducir costos, sino implantar una nueva mentalidad organizacional basada en la eficiencia algorítmica. Dominar la IA será un requisito profesional, no un extra.
Esta decisión convierte a Duolingo en uno de los primeros grandes actores en asumir públicamente una política de exclusión laboral automatizada, marcando un precedente para otras empresas tecnológicas.
Duolingo no está sola. Hace apenas semanas, Shopify filtró un memo interno con el mismo mensaje: “usar IA eficientemente es ahora obligatorio”. Ambas compañías coinciden en:
Exigir IA como parte del trabajo diario.
Condicionar contrataciones a la incapacidad de la IA.
Incorporar IA como métrica de rendimiento.
Reorganizar sus estructuras internas con IA como eje.
Según el tecnólogo y activista Anil Dash, esta transformación va más allá de la eficiencia. En su análisis “AI-first is the new Return to Office”, sostiene que las empresas usan la IA como símbolo de poder: una forma de disciplinar y centralizar la autoridad en los altos mandos.
“No es solo tecnología. Es control corporativo bajo un nuevo disfraz”, advierte Dash.
La postura de Duolingo deja un mensaje claro: “si una IA puede hacerlo, no hay lugar para un humano”. Esta lógica plantea preguntas urgentes sobre el futuro del empleo, la ética organizacional y el valor de las habilidades humanas en un mundo regido por algoritmos.