

El Parlamento de Irán propuso al líder supremo Ali Khamenei cerrar el estrecho de Ormuz, una medida que podría sacudir el comercio global del petróleo y provocar una escalada militar en Medio Oriente, en respuesta a los bombardeos de Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares.
La iniciativa fue confirmada por Esmaeil Kousari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento iraní, quien afirmó que “la Cámara ha alcanzado la conclusión de que hay que cerrar el estrecho”. Sin embargo, la decisión final queda en manos del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, que asesora directamente a Khamenei.
El estrecho de Ormuz es uno de los corredores marítimos más estratégicos del planeta, por donde circula cerca del 20% del petróleo comercializado internacionalmente. Un eventual cierre dispararía los precios del crudo, según analistas del sector energético.
“Una interrupción significativa de estos flujos podría llevar el precio del barril de Brent hasta los 120 dólares, e incluso superar los 150 dólares si se prolonga hacia fin de año”, advirtió Warren Patterson, estratega de materias primas de ING Research.
Irán produce 3,3 millones de barriles diarios y exporta cerca de 1,7 millones, por lo que un bloqueo también representaría un riesgo económico para Teherán, al afectar sus ingresos por hidrocarburos.
Aunque no sería la primera vez que Irán amenaza con cerrar Ormuz, hasta ahora nunca se ha concretado, en parte por el alto costo económico y el temor a represalias militares. Sin embargo, el reciente ataque estadounidense ha generado presión interna sobre el régimen para dar una respuesta contundente.
El cierre del estrecho, advierten expertos, afectaría no solo a Irán y EE. UU., sino también a grandes consumidores como la Unión Europea, China, India y Japón, lo que podría desencadenar una crisis energética global.
La propuesta parlamentaria marca un punto de máxima tensión geopolítica, mientras el mercado petrolero internacional ya registra señales de volatilidad y nerviosismo. Una eventual orden de Khamenei podría ser el detonante de una nueva fase crítica en el conflicto Irán–Occidente.