La creación de la División de Investigación de Extorsiones, anunciada por el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, abre un nuevo capítulo en la lucha contra el crimen organizado. Pero también deja una pregunta abierta: ¿será suficiente una nueva unidad policial para enfrentar una violencia que ya parece desbordar al Estado?

El anuncio llega tras una seguidilla de atentados contra choferes del transporte público en Lima y Callao, incluso después de que el Gobierno declarara el estado de emergencia el pasado 22 de octubre.

“Los homicidios se han incrementado un 3% a nivel nacional. La extorsión ha crecido 18% en el país, 36% en Lima y 33% en el Callao”, detalló Tiburcio.
“No todos denuncian, muchos tienen miedo”, reconoció.

El ministro aseguró que esta nueva división estará conformada por agentes altamente capacitados en inteligencia operativa e investigación criminal, bajo el liderazgo del coronel Víctor Revoredo Farfán, reconocido por su papel en casos emblemáticos contra bandas nacionales y extranjeras.

“Todo bastión necesita un líder que no tema enfrentarse al crimen. Ese líder es el coronel Revoredo”, afirmó el titular del Mininter.

Sin embargo, surgen interrogantes: ¿tendrá esta nueva unidad los recursos, respaldo político y autonomía necesarios para enfrentar estructuras delictivas que operan incluso dentro de la propia institución policial? ¿O se convertirá en otro intento simbólico frente a una crisis que sigue cobrando vidas?

Tiburcio también prometió una “tolerancia cero” frente a la corrupción policial, aunque esta sigue siendo uno de los talones de Aquiles de la PNP.

“Nuestra lucha contra la criminalidad empieza dentro de casa. Basta de corrupción”, sentenció.

Por su parte, el coronel Víctor Revoredo, blanco de amenazas por parte del crimen organizado, señaló:

“Vamos a hacer todo lo humanamente posible. Nuestro compromiso está para adelante”, declaró.

Revoredo fue jefe de la División de Investigación de Homicidios y de la Brigada Especial Contra la Criminalidad Extranjera en Trujillo. También cumplió funciones como agregado policial en Chile, país donde se sospecha que opera el cabecilla de Los Pulpos, una de las bandas más peligrosas.

En octubre, participó como testigo en el juicio contra Wanda del Valle Bermúdez, expareja del abatido Maldito Cris, quien habría ofrecido dinero a sicarios para asesinarlo.

Mientras el país clama seguridad, esta nueva unidad genera esperanza, pero también expectativa: ¿es realmente un punto de quiebre o una respuesta más al borde de la desesperación?